MIGRACION, CAUSAS Y EFECTOS
Trabas a la inmigración aumenta el tráfico de ilegales

MIGRACION, CAUSAS Y EFECTOS <BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2006/03/6ED8C726-3C98-48D3-A5C6-E864954DCD6F.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=310><noscript><img
style=

POR MINERVA ISA Y ELADIO PICHARDO
8

Te lo diré sin ambages. Me avergüenza pertenecer a una sociedad que impasible, indiferente ante sus causas, permite dramas como el que hoy voy a narrarte. En noches oscuras, el hambre los lanza al mar, cementerio de sueños, de utopías sepultadas bajo las aguas como sus cuerpos al naufragar las yolas en que furtivamente se van a pescar ilusiones, un medio de vida que les depare la existencia decorosa que su país le negó.

Al acecho, como delincuentes que se arropan con las sombras para no ser atrapados, salen de Miches, Sabana de la Mar, de cualquier zona costera, pretendiendo burlar la estricta vigilancia, los candados que en tiempos de globalización, de pretendida apertura, se multiplican en los deslumbrantes portales hacia el bienestar de los países ricos.

Paradojas, contradicciones, en verdad premeditadas decisiones de los que trazan políticas internacionales que, a la postre, se traducen en nuevos pobres, en potenciales migrantes cuyos cuerpos engullirán los tiburones como tantos que ya han triturado. O que, indefectiblemente, invadirán Estados Unidos y Europa, porque sin dudas lucharán por sobrevivir como las aves migratorias a las que con sincronía y puntualidad perfecta el instinto conduce en busca del alpiste.

Te seguiré contando. Obnubilados por la necesidad, y por qué no, también por sueños de mejoría, hombres y mujeres se atragantan el miedo y emprenden la peligrosa travesía sin medir riesgos, el peligro que entraña esa aventura en frágiles embarcaciones hacia Puerto Rico y otras islas caribeñas, con frecuencia en tránsito hacia Estados Unidos.

Los viajes marítimos clandestinos, denigrante, ignominiosa y espeluznante dimensión de la emigración dominicana, son expresión de la insensibilidad social, develan la ineptitud de las élites políticas y empresariales para crear condiciones y oportunidades que garanticen el empleo, la salud y la educación a los ciudadanos en su tierra.

Los náufragos de las recurrentes catástrofes ocasionadas por los viajes ilegales son parte de las víctimas de un sistema económico sin desarrollo humano, de los nuevos pobres que procrearon las políticas neoliberales y el fracasado Consenso de Washington, de la indigencia expandida con la crisis económica de 2003-2004, cuando nos impusieron tapar los hoyos financieros provocados por el uso indebido de dineros ajenos que enriquecieron a copetudos señorones y políticos venales. Entre las víctimas están dominicanos empobrecidos con los ajustes y desajustes del Fondo Monetario Internacional, con el pago de una deuda externa corruptamente utilizada, malgastada. De las múltiples recetas a que nos someten organismos internacionales, los tecnócratas que responden al imperio de la fuerza que secularmente ha impuesto desiguales relaciones comerciales, y que ahora, en tiempos de apertura, erigen nuevas trabas a la inmigración tercermundista, a los brazos para el trabajo rudo, que ya le sobran.

Una poderosa empresa

En vez de aminorarlos, ese contexto mundial represivo aumentó la propensión emigratoria, fomentó el crimen organizado transnacional. Se abrieron nuevos cauces del éxodo clandestino, robusteciendo la tendencia a la diversificación de rutas y destinos, introduciendo cambios en la geografía de la emigración con diversas modalidades y patrones.

En fin, se incrementó el tráfico de indocumentados, los que se van con visa de turismo y permanecen de manera irregular, el robo, la falsificación y emisión irregular de pasaportes, entre otros delitos en los que se han involucrado embajadores, regidores, militares y otros funcionarios.

Entre las múltiples formas de burlar las barreras inmigratorias, persisten los polizones escondidos en barcos que a menudo descubren y lanzan al mar, haciéndome evocar tragedias lacerantes como la del Regina Express, aquellos hombres asfixiados en la centina de una embarcación que no puedo olvidar.

De la ilegalidad, emergió una poderosa empresa. Las estrictas regulaciones fortalecieron el millonario negocio de la trata y tráfico ilícito de migrantes, una “industria” con redes transnacionales, ocupando República Dominicana uno de los primeros lugares en América Latina. Por su ubicación estratégica, el país sirve de tránsito y en su territorio han operado y se mantienen activas varias redes del crimen organizado que explotan la trata laboral para trabajos forzados, prostitución, adopciones ilegales y servicios domésticos con múltiples destinos, inclusive a Australia y Medio Oriente, aunque principalmente hacia Europa y Estados Unidos, Puerto Rico y otras islas del Caribe.

Tráfico y trata de mujeres

Históricamente, el país ha sufrido el tráfico y trata de personas con fines de explotación sexual y laboral, degradante forma de esclavitud que cobra preocupantes dimensiones desde la década del ochenta del pasado siglo, cuando la crisis económica obligó a emigar a amplios contingentes femeninos, miles de mujeres atrapadas en las redes de traficantes inescrupulosos.

El fenómeno de la trata y tráfico de personas se sostienen en una amplia y compleja red de negocios lucrativos con nexos nacionales e internacionales, fuertes vínculos en el Caribe insular, en Panamá y Argentina, así como en Holanda, Bélgica, Italia, Suiza, Austria y otros países de Europa.

Relatos de las víctimas reflejan nuevas formas de esclavitud, la venta de su persona, violencia física y discriminación racial, todo un mundo de fraude, de falta de oportunidades en los lugares de destino, la privación de sus derechos al obligarles a ejercer actividades sexuales o domésticas contra su voluntad, encierros en sitios de trabajo, burdeles y casas, traición y abandono de los jefes de viajes.

Operan creando documentos con falsas identidades y cobran cuantiosos recursos para los papeles, viajes y hospedaje, alrededor de 2,500 dólares, que generalmente las mujeres traficadas obtienen mediante la venta de propiedades, conucos, casas y negocios, o a través de préstamos con altos intereses. Muchas deben pasar más de un año para saldar estos compromisos.

En los casos de explotación sexual comercial y laboral, la mayoría de las víctimas son mujeres, siendo el mayor caldo de cultivo la poca educación formal, ausencia de apoyo familiar y de oportunidades de empleos. Entre los factores que fomentan este fenómeno, estudios de Organizaciones no Gubernamentales (ONG) citan las condiciones sociales adversas reflejadas en una feminización de la pobreza y, la segregación ocupacional.

Viajes en yolas

Los patrones del éxodo ilegal prevalecientes en las décadas anteriores se modificaron con la irrupción de la emigración marítima clandestina, que se evidenció a principios de los años ochenta de la pasada centuria, difundiéndose en forma alarmante e incontenible durante los noventa e inicios del siglo XXI.

Con las restricciones inmigratorias en Estados Unidos se multiplicaron los viajes ilegales en yolas, modalidad que al surgir escandalizaba y que hoy es parte de la cotidianidad, provocando frecuentes tragedias marítimas, embarcaciones hundidas o a la deriva. Hombres y mujeres ahogados, desaparecidos o rescatados días después en fuerte estado de deshidratación, hambrientos o sedientos, quemados por el sol tras una prolongada exposición a la deriva.

Miles han logrado internarse subrepticiamente en territorio boricua, burlar la celosa custodia, más recia cada vez, del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos en Puerto Rico. A muchos los sorprenden en altamar o en playas puertorriqueñas. Reinciden, no los vencen los frustrados intentos, una y otra vez toman las yolas personas que previamente la Marina de Guerra Dominicana había capturado al impedir algún viaje ilegal, o dominicanos deportados de cárceles norteamericanas que se arriesgan al retorno.

En Puerto Rico, donde crece la colonia dominicana no obstante las trabas migratorias, la persecución, el acoso y menosprecio, se instalan en ciudades o zonas rurales donde realizan tareas agrícolas, como en tiempos de mis ancestros, cuando venían al país puertorriqueños a trabajar en las áreas cañeras.

Innovaciones

Paralelamente al incontenible incremento de la emigración clandestina, surgen innovaciones, se intensifica con redes de traficantes que organizan estos flujos y la internacionalización de la ruta de tránsito, utilizando los viajes ilegales desde las playas dominicanas personas de diferentes nacionalidades, asiáticos, cubanos y otros latinoamericanos, checoeslovacos y húngaros. Los organizadores no son solo nacionales, involucran poderosas conexiones internacionales de grupos mafiosos, como los que trafican con chinos que ingresan al país desde Hong Kong. 

Una de las novedades es el uso de embarcaciones puertorriqueñas, lo que se reportó en 2003 al ser varias interceptadas. Muchos boricuas han incursionado en el negocio, facilitado porque en su país no les exigen permiso para construir las naves, que se ofertan como de mayor seguridad. Están revestidas de fibras de vidrio, tienen entre 40 y 75 pies de eslora, más de un motor y 115 caballos de fuerza. El costo del viaje se eleva, mientras en yolas dominicanas ronda sobre los RD$25,000, en una puertorriqueña con recogida a domicilio, la tarifa se remonta a RD$45,000. Esta práctica fue detectada en julio de 2002, cuando la Marina de Guerra Dominicana incautó seis naves procedentes de Puerto Rico.

Las embarcaciones con viajeros indocumentados se dirigen a menudo hacia la pequeña isla apiñadas de extranjeros de distintas nacionalidades. Está situada a mitad del trayecto hacia Puerto Rico, es territorio norteamericano y por tal razón los viajes con cubanos son cada vez mas frecuentes, pues al tocar tierra califican para recibir asilo en suelo estadounidense. Pagan hasta 2,000 dólares, el doble que los dominicanos, por la mitad del trayecto.

Se multiplican además en el país los viajes familiares ilegales, por los que decenas de personas han sido apresadas. En esas travesías, aparentes jefe de familia solicitan un permiso para navegar, el cual casi siempre se otorga con el pretexto de la pesca o del paseo, pero terminan convirtiéndose en viajes clandestinos. Por lo general, son embarcaciones robadas.

La Marina dispone de equipos modernos y personal capacitado para detectar viajes ilegales, pero no existen mecanismos para contabilizar todos los que se organizan. En las estadísticas de legalizaciones de Estados Unidos, la República Dominicana aparece con el patrón más firme de emigración indocumentada en El Caribe, con porcentajes próximos a los de México y Centroamérica.

REPATRIACIONES

Las detenciones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos, Puerto Rico y otros países adquirieron nuevos relieves y complejidades. A partir de la reforma de la ley migratoria norteamericana y las prescripciones y cumplimiento de penas, se incrementaron las deportaciones, retornos forzados que desde 1997 han traído al país más de 24 mil dominicanos repatriados. La cifra se duplicó de 2,518 en 1998 a más de 5 mil en 2005.

Alrededor del 95% procede de Norteamérica, casi todos hombres, en su mayoría entre 25 y 45 años de edad. En alta proporción llegan desarraigados, habituados a vivir en megaciudades como Nueva York, incluso algunos que emigraron en la infancia y apenas hablan español. Otros, enfermos de Sida, cáncer y otras enfermedades terminales, simplemente llegan a morir.

En el país se le considera extranjeros y lo asocian al incremento de la criminalidad, atribuyéndole sofisticados actos delincuenciales. No hay dudas, entre ellos existen homicidas, ladrones y asaltantes, aunque muchos se dedican al trabajo laborioso, y las estadísticas indican que sólo el 2% está involucrado en hechos delictivos ocurridos aquí.

Las repatriaciones se intensificaron desde los años noventa. Los deportados llegan desde cárceles norteamericanas, de Nueva York, Boston, Los Angeles, San Antonio, Texas, Miami y otras ciudades de Estados Unidos, donde 5,500 dominicanos guardan prisión. Ex convictos que han regresado cumplieron penas acusados de diferentes delitos: narcotráfico, homicidios, asaltos, robos, fraudes estatales, falsificación de documentos gubernamentales, secuestros y violaciones sexuales, tráfico de ilegales, infracciones de tránsito, residencia ilegal y porte de armas.

A los que residen en ese país durante más cinco años y se acusen de un delito menor o felonía, no criminal, le asiste el derecho de solicitar un perdón por la primera infracción cometida, pero si firma un documento autorizando su deportación pierde la oportunidad de que le sea conmutada, y es repatriado.

Te diré que vengan por delitos leves o graves, aquí atemorizan, a todos se les considera potenciales delincuentes. Confrontan serias dificultades para conseguir empleo, y en el anterior gobierno peledeísta el Ejecutivo emitió un decreto para que obtuvieran un certificado de buena conducta, después de ser evaluados, una decisión posteriormente revocada. Tras un acuerdo entre la Junta Central Electoral y el Departamento de Sicología de Deportados de la Policía Nacional, se les permite obtener la cédula de identidad y electoral, que ante se le negaba.

Viajes ilegales 2005

Febrero. 13 yolas desembarcan en playas de Puerto Rico, y ocho son interceptadas por las autoridades dominicanas.

Marzo. 16 embarcaciones llegan a esa isla, otras 12 son atrapadas.

Mayo. Apresan 94 dominicanos que se dirigían ilegalmente a Puerto Rico, son devueltos al país y entregados a las autoridades. 217 ilegales dominicanos son detenidos por la Marina de Guerra, cuando desde distintos puntos del Este salían clandestinamente a Puerto Rico.

Agosto. Alrededor de 130 criollos quedan apresados en Puerto Rico al llegar ilegalmente en una yola.

Septiembre. Tras pagar entre RD$25 mil y RD$30 mil, un grupo 30 dominicanos -18 hombres y 12 mujeres- son detenidos en Cabeza de Toro, Higüey, cuando celebraban lo que creían era haber llegado sanos y salvos a Puerto Rico.

Octubre. La Guardia Costera localiza una embarcación que se encontraba a la deriva al noroeste de Puerto Rico en la que viajaban 129 dominicanos. La subsecretaría de Relaciones Exteriores para Asuntos Consulares y Migratorios confirma que 22 náufragos dominicanos, y no 56 como se publicó, están vivos en islas Turcas y Caicos, luego que de ser buscados durante 18 días por las autoridades. Dos de ellos mueren en altamar.

Noviembre. Detienen a 151 nacionales que se dirigían clandestinamente a Puerto Rico en una yola. 95 indocumentados dominicanos son devueltos a su país por un guardacostas de Estados Unidos, tras ser interceptados en la costa de Manatí, Puerto Rico.

Diciembre. 42 hombres y 16 mujeres, en su mayoría campesinos, son localizados en la playa Catuano, de la isla Saona, llevados allí engañados por traficantes de ilegales. Una patrulla marítima puertorriqueña apresa a 120 dominicanos en una embarcación, a ocho millas náuticas de Punta Borínquen, en Aguadilla. Las autoridades de Puerto Rico detienen  alrededor de 300 criollos que intentaron vaijar ilegalmente a esa isla. La guardia costera de Estados Unidos informa que en 2005 más de 10 mil indocumentados, en su mayoría dominicanos, trataron de llegar en yola a Puerto Rico.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas