Toronto. Cuando Estados Unidos rechazó su solicitud de asilo, el temor de Seidu Mohammed a ser deportado a su Ghana natal, donde cree que será asesinado o encarcelado, se hizo tan grande que lo llevó a emprender viaje en el duro invierno para cruzar la frontera con Canadá de forma ilegal.
Mohammed y su amigo perdieron todos sus dedos por congelación tras una peligrosa caminata de 10 horas a través de campos con nieve que les llegaba a la cintura y temperaturas bajo cero.
A pesar de sus lesiones, los dos hombres dicen que ahora se sienten a salvo. Son parte de un pequeño aunque creciente grupo de migrantes que se arriesgan a cruzar la frontera norte de Estados Unidos por temor a ser deportados del país.
«Dios bendiga a Canadá con gente buena», dijo Mohammed, de 24 años. «Veo la diferencia entre Canadá y Estados Unidos».
En Manitoba, en la frontera con los estados de Minnesota y Dakota del Norte, grupos especializados en ayuda a refugiados dicen que el ritmo de entradas se aceleró desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump y tras su orden ejecutiva para impedir la entrada al país de migrantes de siete naciones de mayoría musulmana.