“Guatemala tiene un corazón duro. Nos trata como delincuentes». Landiana Caria Vastie tiene el verbo agrio. Hace 3 meses que ha salido de Chile para llegar a México, pero el Gobierno guatemalteco quiere devolverlo a la frontera de Honduras, por donde entró junto a más de 140 personas. Este joven, de nacionalidad haitiana, solo quiere oportunidad de vida. Y dice que no está dispuesto a regresar a la miseria. Landiana está tirado sobre la acera frente al albergue general de Migración. Junto a él, unas 30 personas, tendidas sobre plásticos y cartones bajo el sol, esperan que les dejen seguir hasta México. Su destino. “Ha sido muy duro”, asegura este joven, que viaja acompañado de su esposa y de su hija de 7 meses. Salieron hace 3 meses de Chile. Atravesaron Perú, Ecuador, Colombia y Panamá. Siete días caminando por la Selva de Darién sin comida. Pasando frío. Calor. Hambre. Y después de dar la vida para llegar, en Guatemala les han dicho que “no les vamos a dejar pasar”, cuenta.