Miguel Aquino García – Pico Trujillo, pico corrupción

Miguel Aquino García – Pico Trujillo, pico corrupción

De seguir el vertiginoso curso de la deforestación de los bosques del país, habrá que sentarse a llorar con lágrimas de sangre el crimen de lesa patria de seguir permitiendo la desintegración de los recursos naturales con todas sus anticipadas terribles consecuencias.

Al pasar juicio y tratar de explicarse de donde viene este mal y como detenerlo uno se da cuenta de inmediato que la antigua polarización entre las fuerzas políticas de derecha y las de la llamada izquierda que a raíz de la decapitación de la tiranía y particularmente después de la revolución de abril eran fácilmente distinguibles, se ha ido perdiendo, de manera que la lucha por el poder ha devenido en un «quítate tu para ponerme yo» con poca o ninguna diferencia programática entre las corrientes políticas que se disputan el poder cada cuatro años, teniendo el pueblo que limitarse a usar las elecciones generales para «echar pa’ fuera un mal conocido y esperar que llueva…».

Y para decirlo con toda franqueza yo particularmente a veces hasta me encojono conmigo mismo, cuando me acuerdo de todo lo que me tocó correr en las manifestaciones callejeras de la postguerra, cogiendo bombazos lacrimógenos, viéndome «trancao» un día de movilizaciones junto a otros en el cuartel cercano al parque Enriquillo o «agarrao» en la Universidad Autónoma rodeado de tanques el día del famoso cerco policial, aunque todo esto palidece comparado con las docenas de jóvenes que perdieron la vida, asesinados a escondidas o a las claras por su postura en contra de lo que entendíamos eran las fuerzas reaccionarias yanqui balagueristas y reeleccionistas, enemigas del pueblo trabajador.

Eran los tiempos en que la voz vibrante de Peña Gómez profetizando la pronta llegada del pueblo al poder y el himno del PRD de Tribuna Democrática entonado todas las tardes, se escuchaban con el mismo «gustico» que daba oír un merengue de Johnny Ventura o un bolero de Lucho Gatica en tiempos de «enamorados».

Pero cuanto ha llovido desde entonces. Porque ahora resulta que el enemigo malo de la reelección no le pareció ser tan malo a los que hoy controlan el partido de Peña Gómez, de hecho les pareció que «los doce años de gobierno» era un buen modelo a seguir cuando es a uno a quien le toca estar «en el carguito». De manera tal que «el padre» de la democracia no resulto ser Peña Gómez ni su antecesor en el partido Juan Bosch, a pesar de que en nombre de estos dos lideres nadie en este país sufrió nunca «un cocotazo», el padre de la democracia resulto ser Balaguer, de quien aparentemente se aprendió «que «el poder es para usarlo…». Pero eso no es todo )y que pasó con el cuco aquel del gobierno yanqui imperialista?, pues resulta que los actuales líderes del PRD aprendieron muy pronto «a ponerse donde el capitán del norte les vea», lo que ha conducido a permitir la haitianización de la nación dominicana, con su secuela de desempleo del obrero nativo, transculturación de la sociedad y la deforestación «a lo haitiano» de la nación, sin atreverse a repatriar ni a detener la inmigración masiva para que «no se me ofendan por el norte». La misma condescendencia condujo al insólito envío de tropas dominicanas a Irak en un conflicto a más de 8.000 millas de distancia en el que incluso naciones islámicas vecinas de Irak, y a pesar de estar directamente afectadas por este conflicto, se negaron a participar con tropas en el mismo. Por aquí sin embargo lo importante era «asegurar el poder» moviéndose con los vientos del norte.

De manera que una gran nebulosa diluye hoy toda diferencia entre izquierda y derecha. De hecho uno observa que Balaguer supo adoptar una postura independiente en lo que respecta al tema haitiano, con frecuencia opuesta a la agenda de los Estados Unidos con respecto a esa nación. Fue Balaguer también el que delimitó la mayoría de las áreas protegidas para garantizar el equilibrio ecológico del medio ambiente, basado en estudios hechos con esos fines durante la dictadura de Trujillo y su propio gobierno. Y fue él quien tomo la medida sin precedentes de cerrar los aserraderos del país sin importar los intereses afectados, como paso fundamental para la preservación de los bosques y las cuencas de los ríos. Incluso Rafael Trujillo se había negado a vender las reservas de arena de Baní a empresas norteamericanas, para evitar las devastadoras consecuencias ecológicas de esa medida. Hoy sin embargo el gobierno del partido )del pueblo? cede a intereses foráneos legislando en favor de la mutilación de las reservas ecológicas de la nación como lo son el Parque Nacional Jaragua, el Parque del Este y la Bahía de Las Aguilas. Ni siquiera la mención del Pico Trujillo que los legisladores encontraron en documentos de 1959 alusivos a las áreas protegidas sirvió para sacudirles la conciencia, )cómo vamos a comportarnos con menos patriotismo que el mostrado por este dictador, quien legisló para proteger lo que ahora se nos propone que destruyamos?, debieron pensar nuestros flamantes legisladores quienes gozan hoy del poder que antes tuvo Trujillo. Porque si no les convencieron los ejemplos de «la derecha» de Balaguer y Trujillo, pudieron haber imitado el ejemplo del gobernante «de izquierda» Fidel Castro, a quien ningún pendejo se atreve a venir de afuera a «cortarle una matica» en Cuba. O sea que a final de cuentas aquí hoy día nada de izquierda y nada de derecha. Ahora simplemente se trata de estar «arriba y no abajo», a cualquier precio. La esperanza de hoy es que Leonel Fernández, que ha demostrado tener lucidez, patriotismo e inteligencia, comience por Dios a enderezar este entuerto. El pueblo espera que llueva…

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