Miguel Batista cuestionamientos más allá de la pelota

Miguel Batista cuestionamientos más allá de la pelota

POR MARIVELL CONTRERAS
Llegar con una recomendación de José Rafael Lantigua a hacer una entrevista no es cosa fácil.  Es difícil además ir a hablar con alguien con quien nunca se ha hablado y del que solo se saben cosas que dicen los otros, sobre todo cuando existe un doble estreno en el terreno.

Miguel Batista, es el único pelotero dominicano, que además de lanzar la bola como pitcher tiene como oficio paralelo el de ser un apasionado de la literatura, de la escritura y sobre todo de las grandes interrogantes de la vida.

Si el famoso pelotero de Grandes Ligas escribe lo hace porque tiene demasiadas respuestas que requerir.  Tiene demasiados grandes hombres y mujeres y nombres en la cabeza que son íconos de la humanidad que ocupan su atención y de las cuales desea aprender.

Eso es lo que dice, el que además dice que llegó a la literatura tarde.  Justamente después que había dejado de ir a la escuela y a la universidad, donde piensa aprendió poco y ocupó un espacio como alumno, pero sin llegar a estudiante.

Cuando Miguel Batista piensa que dijo algo que puede ofender a alguien se retracta casi inmediatamente y explica, como ahora, que no es que sus profesores fueran malos, sino que le recomendaban un libro, pero no le incentivaban a la pasión por la lectura: “El que ama la lectura cuando tiene un tiempo sin leer, le da hambre espiritual”.

Eso tuvo que venir después, quizás un poco después de los millones de la pelota.  Ese juego que es oficio de vida y que ejerce convencido de que los peloteros están ahí para entretener al público, que sin ser artistas, a veces lo son, pero están conscientes de que los miran y de que todo lo que hagan será captado y ponderado por millones de personas.

Lo que lo llevó a la literatura, lo dice sin ambages ni pesar fue “el desconocimiento.  Soy de los que le incomoda no saber. Lo único es que mi curiosidad es distinta a los otros, mayormente a los que se dedican a lo que yo hago como trabajo”.

Miguel Batista nos recibió en la sala de negocios del hotel El Embajador, en una pequeña oficina en la que él ocupaba un sillón ejecutivo del que parecía desbordarse.   Queremos saber cuáles eran las interrogantes que se hacía y a las que buscaba respuesta en los libros. “En realidad empecé por saber por qué los grandes fueron grandes.  Qué hizo que esta persona sea quien es, por qué lo recordamos.  Esa era la pregunta.  Segundo era buscarle el razonamiento, las razones a las verdades, por qué es verdad. Hay que razonarlo”.

Entre los personajes que lo impactaron y lo llevaron a buscar la esencia de su enseñanza menciona a Mahatma Gandhi, a Martin Luther King y a la Madre Teresa de Calcuta, aunque si tuviera que elegir se quedaría con Jesús de Nazareno “porque murió por lo que decía y aquel que no muere por lo que dice es porque en verdad no cree”.

Nacido el 19 de febrero del 1971 en el hospital Marión de Santo Domingo, bajo el signo de acuario aunque algunos lo ubican en piscis, pero él no es muy creyente en la astrología.

Batista, el pitcher que ostenta el número 43 en su uniforme de pelotero es una persona de una memoria prodigiosa que cita constantemente frases aleccionadoras de personajes de todas las áreas de la vida y de la historia de la humanidad (De Jorge Luis Borges a Jesucristo)

Cuando le vinculamos como un amante de las biografías nos replica que estas “lo que hacen es explicar en una forma concretizada lo que hicieron.  De ahí para allá está en ti analizar el trabajo, leyendo detrás de las palabras, poniendo en plano abierto lo que en realidad proyectaba ese ser humano”.

Hijo de Dominga Jerez y su padre Miguel Batista “soy el primer cidí de mi mamá.  No el primero de mi papá”.

Una gran y especial relación lo une a su madre con la que se crió alejado totalmente de su padre biológico, lo que lo llevó a vivir en San Pedro de Macorís, donde tuvo la oportunidad de desarrollarse como pelotero a partir de los 15 años.

Era un deportista natural, pero su sueño no era precisamente la pelota.  Era gimnasta y luego jugaba baloncesto “con la pelota fue un amor tardío”. 

Para Miguel Batista nada es casual y todo está escrito. En su primer semestre en la Uce (estudiaba Turismo) fue firmado para jugar pelota y aún le da gracias a Dios.  Cree ciegamente en Dios y la única religión que acepta como suya  es la del amor “amémonos los unos a los otros que fue la mejor enseñanza de todos los profetas”.

Con una abuelita (María, ya fallecida) a la que cita tanto como su admirado Facundo Cabral, Miguel Batista mezcla sus enseñanzas orales y consejos con las frases aleccionadoras y altisonantes de sus personajes favoritos.

Según él, su abuelita decía que en la vida hay tres clases de hombres: los que nacieron para dar ejemplo, los que son un ejemplo y el resto del mundo.

“Me gustaría pensar que yo soy de los que nací para ser un ejemplo”, comparte. 

Y es por eso es que siempre que puede busca momentos de soledad, porque esta es “mi amante, mi esperanza y mi amiga” y retoma el recurso de la abuela consejera que le decía que “el que no soporta la soledad, es porque no tiene nada adentro que lo entretenga”.

Usa idea de una miniserie de televisión para explicar lo que significaban sus encuentros con su abuela “cada vez que yo caminaba por el patio y la encontraba en su mecedora ella seguía menguando el dolor de la falta de sabiduría”, poniéndose en el mismo punto en que había quedado su conversación en un anterior encuentro.

Hablar con Batista es como asistir a una clase de crecimiento humano.  No solo es lo que sabe y lo que ha aprendido sino que sobresale su deseo de compartirlo –con la esperanza de que sea útil- a los demás.

“El conocimiento es lo único que le da felicidad al hombre porque le satisface entender porque deja lo que deja y porque se lleva lo que tiene”, afirma.

Acerca del béisbol, lo considera como una rama del deporte que es poco agradecido en el sentido de que las hazañas se olvidan muy fácilmente.  Está consciente de que en ningún contrato de trabajo está estipulado que al final se te va a agradecer.

“Yo no hago nada para que me lo agradezcan, yo lo hago porque es mi trabajo, para eso me pagan.  Trato de mantener el vínculo con el trabajo como lo que es, la necesidad de ganarme el sustento cada día para mi familia y para mí, y después de ahí, nada más”, expresa.

Le preguntamos, a raíz de estas reveladoras declaraciones, que cómo se lleva con la fama y responde ¿la fama? “no yo no conozco muy bien a esa señora” y entonces compartió la definición que ha aprendido de esta: “La fama es como una prostituta que se vende al hombre del momento, aunque quizás no sea el mejor hombre y así será, y así va a ser siempre. Por eso yo no quiero algo tan inconstante en mi vida”.

En referencia a su rol de escritor nos cuenta que este fue anterior a la lectura “antes de empezar a pensar, yo empecé a escribir”. Compara el papel y la computadora diciendo que solo entregan lo que se les da.  Los dos solo reciben y devuelven lo que se les da “una computadora y una hoja nunca han hecho una pregunta”. El denominado poeta de la pelota dice que escribe para él, para que le guste a él.  Y, que en el caso de Ante los ojos de la Ley la leyó varias veces y le siguió gustando, tanto que decidió publicarla.

Esta novela que fue calificada como una buena novela, por el reconocido buen novelista Pedro Antonio Valdés, está ya en las librerías dominicanas y muy pronto será traducida al inglés, francés, italiano y alemán.

Ante los ojos de la Ley

Plantea una historia donde los hechos y las evidencias se enfrentan a la fe. En esta narración dramática, se presenta emotivamente ante el espejo humano lo contradictorio y cuestionable de lo conocido por la fe.

Una investigación profunda y un juicio basado en hechos concretos que ponen en el filo de la navaja la fe de la humanidad.

Este libro trata un caso quizás nunca antes visto ante los tribunales, en donde todas las evidencias proyectan una realidad pero se cuestiona que es lo correcto cuando se impone la fe. En ANTE LOS OJOS DE LA LEY, el abogado defensor Samuel Escobar y la intrépida figura del Padre Damián tratan de demostrarle a la comunidad de que Thomas Santiago, un niño de tan sólo 14 años de edad y quien no pesa mas de 60 kilos pueda ser el asesino en serie que la policía de Arizona viene buscando desde hace tiempo.

Acusado de cometer los crimenes mas insólitos y despiadados en toda la historia del Estado, es culpado, puesto en prisión y llevado a juicio.

El abogado Samuel Escobar y él interprete de manuscritos del Vaticano (El padre Damián) se ven sumergidos en una gran batalla para poder evidenciar que además del problema de justicia, hay algo que es mucho más grande y que hay que demostrar. A través de la historia, vemos como paso a paso se cuestionan el misterio y el poder divino. Los poderes sobrenaturales de un asesino y cual es su fuerza que lo lleva a cometer sus crímenes.

Miguel Batista Jerez: dominicano, poeta y pelotero

Miguel Batista nació el 19 de Febrero de 1971 en Santo Domingo, República Dominicana.  En 1992, debutó en las Grandes Ligas, y a partir de ese momento, ha sido parte de las estadísticas y los números del beisbol mundial. 

Para 1999, entre el constante ajetreo de los diferentes equipos de los que ha sido parte, ya había escrito varios poemas, reflexiones y algunos manuscritos, aprovechando el poco tiempo libre en el clubhouse, el dogout, el avión o el lugar que fuera. Tiene inédito «DOS CORAZONES Y UN DESTINO», una novela de amor,  escrita totalmente a mano a los 16 años.

Fue en el 2000 –cuando se integró al equipo que al año siguiente sería el ganador de La Serie Mundial de Beisbol: los Diamonds Back de Arizona– que decidió publicar su primer libro de poemas: SENTIMIENTOS EN BLANCO Y NEGRO, en  el reúne pensamientos, como creando  expresiones en papel, fotografías, pasiones, huellas… y donde recopila  su colección  de poemas divididos en un formato sencillo y simple, pero al mismo tiempo contradictorio y abstracto como la vida misma.  Mis espacios de soledad, Pensamientos  en papel, poemas ilustrados  para un alma simple y un poema perdido, nos transmiten su sentir, dolor, sueños e ilusiones. Fue así, que  se convirtió en el primer beisbolista en publicar un libro de poesía.

Actualmente, Miguel Batista, es pitcher cerrador de Los Azulejos de Toronto y además de jugar todos los días; se da tiempo para escribir y revisar sus manuscritos, preparar  una campaña de radio para  ESPN y  MLB, además de redactar  reportajes que el hace a sus compañeros de sus propias experiencias y cotidianidad en su profesión,  mismas que se publican en el sitio web de ESPN Deportes; atiende su fundación y  ve por sus negocios personales.

En los ratos que le quedan libres, observa y aprende. Y por si fuera poco, después de cinco años de investigación y de los cuales lleva tres escribiendo su  novela, ANTE LOS OJOS DE LA LEY, donde nos plantea  algo mas que la historia de un asesino  en serie, de 14 años de edad, es una  historia que va más allá de la justicia  y al mismo tiempo cuestiona la fe en Dios. Este thriller tiene antecedentes en hechos reales donde no sabemos que es realidad y que es fantasía. Por ello, aconsejado por los  amigos y gente que lo admira –no sólo como deportista, sino  como escritor– ha decidido seguir un camino paralelo en el mundo literario, dejando que sus lectores sean quienes decidan su futuro en el mundo de la literatura.

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