Miguel Ceara y su Caja de Pandora

Miguel Ceara y su Caja de Pandora

César Pérez

De la Caja de Pandora destapada por el ministro de Medio Ambiente, Miguel Ceara, han salido viejos prejuicios e inaceptables expresiones de la soberbia que produce la fiebre del poder, las cuales tensan las relaciones sociedad civil/sociedad política; sale también la hipocresía de algunas bocinas del anterior Gobierno y la irracionalidad de algunos que no acaban de entender que la política es un proceso generalmente con muchos matices y que saber leerlos es la única y mejor forma de hacer bien esa práctica. Pero, igualmente, sale una clara señal de que aquí se mantiene vivo el sentimiento de lucha contra la impunidad y saqueo de lo público, que es el punto más luminoso de la presente coyuntura: la lucha contra la impunidad que lleva a cabo el Ministerio Público.

Es habitual que, en los procesos de transición de un régimen a otro, se produzcan alianzas tácticas entre diversos sectores de la sociedad civil y uno o varios partidos. Entonces las relaciones entre estas dos componentes del sistema se complementan y todos lo celebran. Pero una vez alcanzado el objetivo buscado: la sustitución del antiguo régimen, emergen los desencuentros y los prejuicios, los demonios que, despiertos o dormidos habitaban en los partidos o en sectores de estos. Es la experiencia que estamos viviendo. Durante la campaña electoral, sectores de la sociedad civil fueron vitales, hoy son estigmatizados por sectores del poder.

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Ceara fue clave en la elaboración de las ideas básicas del PRM para sumar a sus posiciones a diversos sectores sociales y políticos. Hoy, al denunciar que centenares de personas cobran sin trabajar y que un personaje de la TV, de incuestionable baja estofa, tenía su nominilla personal en el ministerio, no hace más que actuar en consonancia con la campaña contra la impunidad del Ministerio Público. Con sus destemplados ataques personales a su ministro, algunos miembros del PRM le hacen juego a los oscuros intereses que aquel enfrenta y a un sector mayoritario de la oposición que de la corrupción y la impunidad hicieron religión. Nada casual.

Resulta un desatino que sectores de la oposición, claramente diferenciados de la cultura de la corruptela, no lean correctamente los elementos que han salido de la referida Caja de Pandora. Por eso, la posición de apoyo a Ceara de parte de los sectores claramente comprometidos con el combate a la corrupción que hizo posible defenestrar del PLD, en esencia, no es a su persona, sino al significado de su gesto. Ninguna política, sea de oposición o de gobierno, es coto cerrado de los partidos. Pretenderlo, , constituye otra de las tantas caras de la corrupción.

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