Miguel de Unamuno, el prominente escritor y filósofo español perteneciente a la generación literaria del 98, fue un consagrado deportista dotado de una visión adelantada a su época que hizo críticas a las tendencias del profesionalismo y exhibicionismo, mientras abogaba en cambio por llevar a la ciudadanía a la pura afición desinteresada, al ejercicio higiénico y estético.
Desde sus años mozos en su natal Bilbao, mientras bullía en él una inicial inclinación por las letras, también dedicaba gran parte de su tiempo libre en recorrer con un grupo de amigos las montañas que circundaban su pueblo, haciendo del alpinismo su actividad más placentera y habitual, definiendo su práctica como una de las más sanas.
En el mundo actual el alpinismo o montañismo es ampliamente practicado en las diversas latitudes del planeta; sus primeros clubes se originaron en Los Alpes Europeos en el siglo XVIII. En la cordillera de los Andes y las montañas del Himalaya también se congregan seguidores de este deporte, descrito como un auténtico estilo de vida.
En su artículo Deporte y Literatura, publicado en la revista Nuevo Mundo, en Madrid en el año 1915, Unamuno (1864-1936 ), hace referencias a esas primeras experiencias locales del alpinismo en todas las altas cumbres de Vizcaya-Gorbea, Amboto, Ereza, Garricogorta, Oiz, Sollube, entre otras.
Insistía sobre lo que costaba en aquellos tiempos mantener una afición activa y la dificultad para arraigarla en su país, al entender que la vocación más señalada era la de espectador, y que lo usual era que el deporte terminara convirtiéndose en exhibición y en profesionalismo.
“Cuando aquí empezó el furor del foot-ball-sostiene-, se creyó por algunos que era un antídoto contra las corridas de toros. Pero el football se ha convertido al punto en puro espectáculo y la afición es a verlo jugar y no a jugarlo.”
Se pregunta asimismo lo siguiente: ¿Que los deportes son higiénicos y desarrollan el cuerpo? Su repuesta: “Lo más higiénico, sin duda, es una vida morigerada, y la de los deportistas, que se convierten en exhibicionistas del deporte y algo así como profesionales de él, de todo suelen tener menos de morigerados. No basta que casi un mozo se pase una parte del día haciendo cabriolas o dando puñetazos, si se pasa la noche haciendo otras cosas.”
Unamuno ya establecido como una de las cumbres universales con una vasta producción en diversos géneros como la novela, la poesía, el ensayo, el cuento, el teatro, y ejerciendo como magnífico rector de la Universidad de Salamanca, continuó escribiendo y dictando charlas sobre educación física y deportes, algunos de ellos incluidos en el texto Cátedras Universitarias de tema deportivo cultural.
El autor de obras como Vida de Don Quijote y Sancho, Romancero del Destierro, Niebla, San Manuel Bueno Mártir, Amor y Pedagogía, entre otras, tuvo una serie de altibajos en su accionar público que le causaron represalias políticas durante la dictadura, los cuales por cuestión de espacio en esta entrega no podríamos describir, pero el más recordado ocurrió el 22 de octubre del 1936, cuando el tirano Franco firmó un decreto destituyéndolo como rector de la Universidad de Salamanca, poco antes de su muerte ocurrida el 31 de diciembre de ese año.
Se puede afirmar sin ambages, viendo el derrotero del deporte espectacular de estos tiempos en sus vertientes profesional y de alto rendimiento, con su gran carga de mercurialismo y escándalos, que el humanista español, fue un gran visionario al advertir sobre el lado “triste” del profesionalismo y el exhibicionismo, al considerar más positivo tomar el camino del deporte sano, del puro aficionismo, agregándole el riquísimo ingrediente de la literatura.