Miguel Guerrero expone sobre devaluación pesos en régimen

Miguel Guerrero expone sobre devaluación pesos en régimen

El escritor Miguel Guerrero dictó la conferencia «La devaluación como arma del exilio contra Trujillo», en la Academia Dominicana de la Historia, en la cual detalló cómo desde la expedición armada de junio de 1959, la atención del régimen pasó del terreno militar al económico a partir de la venta de pesos devaluados en Nueva York.

Guerrero expuso que tras las dificultades en los enfrentamientos con los expedicionarios y los problemas derivados de la presión internacional, sustentada en las graves denuncias de violaciones a los derechos humanos y los asesinatos sumarios, el dictador concentró todos sus esfuerzos en desentrañar lo que, en sus inicios, presentaba los visos de una conspiración para erosionar el régimen atacando sus bases económicas.

Esto se inició a partir de que el 29 de junio de 1959 se publicó un informe de la firma especializada Rundt Market Report, hecho circular entre corredores y empresas de Wall Street, en el cual se señalaba sobre supuestas ventas en los mercados de capitales de Nueva York de billetes dominicanos de alta denominación con fuertes reducciones. Las operaciones involucraban billetes de mil pesos.

Guerrero citó que la publicación refería que “la presencia de tan grandes cantidades de pesos dominicanos en los Estados Unidos, según informes más de medio millón pero menos de un millón, representa una salida de capital procedente de la república del Caribe ante rumores de invasiones y revoluciones”.

“Se ha sabido de fuentes que merecen confianza que el primero de dichos paquetes de billetes de mil pesos dominicanos -120 de ellos- fue vendido privadamente ayer con un descuento de cinco por ciento. Otras grandes cantidades han sido ofrecidas con reducciones de hasta un ocho por ciento”, decía el texto.

La publicación, refirió Guerrero, citaba que el peso dominicano desde 1947 era considerado como una de las monedas más estables del Caribe, equivalente al dólar norteamericano.

Agregaba que en el mercado de moneda extranjera de Nueva York, el peso dominicano usualmente tenía solo un descuento del uno por ciento para cubrir los gastos de manejo y que la cantidad de billetes dominicanos cada semana se estimaba en aproximadamente veinte mil pesos, provenientes de turistas o de hombres de negocios.

“La fuente exacta de los embarques de dinero, o de los recipientes individuales en los Estados Unidos, se desconoce. Es razonable inferir, empero, que dominicanos ‘sofisticados’ en importantes círculos, o círculos políticos, están tratando de convertir su riqueza en dólares norteamericanos, permitiéndose libertad económica para huir si estallara la sofocante situación en el Caribe”, según reporte de Rundt

Que el dinero podría provenir del depuesto dictador Juan Perón, de la Argentina, o de Fulgencio Batista, de Cuba, quienes habían tomado asilo político en Ciudad Trujillo, parecían versiones infundadas, según Rundt, alegando que la fortuna de Perón se creía segura en bancos de Suiza y la de Batista había sido cambiada en otras monedas.

La publicación consideraba como igualmente improbable que el generalísimo Trujillo estuviera preparando el camino para salir de la República, pues a pesar de las amenazas y las expediciones armadas, el dictador parecía firmemente afianzado y seguro.

“La gran pregunta planteada por la actividad desusada del peso dominicano aquí es si es el comienzo de una ‘huida de capital’ en masa, y de ser así, si los temores de los dominicanos se basan en rumores o en conocimiento”, rezaba el análisis de Rundt citado por Guerrero

La realidad. “Las angustias que el reporte de Rundt provocara en las altas esferas gubernamentales dominicanas radicaban en su correcta percepción de la realidad del país. Trujillo parecía profundamente influenciado por los informes de inteligencia de Abbes García en el sentido de que las fuentes de Rundt se encontraban en los entornos del propio palacio presidencial dominicano y no en los desinformados círculos del exilio en Nueva York”, señaló Guerrero.

En efecto, apuntó, Rundt describía un cuadro de la situación política, social y económica del país muy ajustado a la crisis nacional, asociando la suerte del régimen de Trujillo al nuevo juego de la confrontación ideológica de la guerra fría.
Indicó que en el caso específico de la expedición del 1959, la publicación ofrecía datos precisos totalmente desconocidos para la opinión pública, debido a que el Gobierno mantenía un control absoluto de cuanto se divulgaba, además que en principio negó las expediciones armadas.

“Es menester conocer a fondo el informe de Rundt para tener una idea del efecto sicológico que creó en el círculo íntimo de Trujillo. Se creía que reflejaba el sentimiento prevaleciente en las alturas del Capitolio y la Casa Blanca y que su redacción no era únicamente el fruto de un agudo ejercicio periodístico, sino más bien resultado de la intención de esos círculos de socavar las bases del que hasta ahora constituía el más sólido de los gobiernos en la región”, expresó Guerrero.
Aseguró que para todas las consideraciones prácticas, ello significaba que los Estados Unidos comenzaban a cansarse de Trujillo.

Guerrero señaló que los esfuerzos por debilitar a Trujillo a través de la caída del peso no surtieron más efectos y la moneda mantuvo su tasa de cambio respecto al dólar y otras divisas fuertes.
“Pero la expedición de junio sembró la semilla de lo que sería el fin de la más nefasta tiranía que hayamos sufrido”, concluyó el escritor.

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