Miguel Phipps y el Reino de los Cielos (2 de 2)

Miguel Phipps y el Reino de los Cielos (2 de 2)

DIÓGENES VALDEZ
Me ha llamado sobremanera la atención el cuento que Miguel Phipps titula «Luciérnaga», porque no sólo contiene una hermosa metáfora acerca de la solidaridad, sino que puntualiza sobre lo negativo que es la tendencia (muy común en los adultos), de hacer juicios temerarios. Pero dicho texto también nos trae un grato recuerdo, porque de manera subliminal contiene aquel verso que Manuel del Cabral pone en labios de su «Compadre Mon», cuando este personaje, frente a la belleza indescriptible de las luciérnagas, se atreve a imaginar que, éstas «son las lágrimas de la luna».

Pero igual seducción nos ha producido la lectura del cuento «El pajarito perdido». Este texto tiene la virtud de permitir que nos arrope la ternura y de que en ocasiones, un nudo producido por la emoción se nos aloje en la garganta. Aunque distante de «El petirrojo», de la Nobel sueca Selma Lagerlöff, el trabajo de Miguel Phipps logra crear en el interior de sus lectores una placidez tal que pareciera que, en virtud de la magia que encierra en dicho cuento, pudiéramos ser devueltos a la niñez.

Y si de belleza tuviéramos que hablar no podemos quedarnos simplemente en la referencia literaria y en el mensaje que contienen estos cuatro trabajos. En ellos también existe un solazamiento que proviene del formato, del tipo de letras y más que nada, de las hermosas ilustraciones que acompañan a los textos. Todo muy adecuado para el público infantil al cual van destinados.

«Dientesano», por ejemplo, es el más didáctico de los cuatro cuentos, y no sólo debería ser lectura obligada en las escuelas, sino también, en todos los hogares.

Yo felicito a Miguel Phipps por la ofrenda que hace a la sociedad dominicana, pero de una manera muy especial, por el magnífico regalo que le ofrece al segmento más joven de dicha sociedad.

En una ya lejana ocasión le confiaba por medio de una dedicatoria al amigo y colega petromacorisano, Miguel Phipps, la creencia de que su trabajo estaba muy cerca de lo divino, sin llegar a elaborar dicho concepto. Ahora, en estas breves líneas, creo que me corresponde el decir «¿por qué?

En cierta oportunidad, estando Jesús rodeado de niños, sus discípulos le criticaron lo que pensaron que era una pérdida de tiempo; entonces el divino Maestro, como si hubiese leído el pensamiento a cada uno de ellos, les dijo: «Si alguno de ustedes no se hiciera como uno de estos pequeños, no podrá nunca entrar al reino de los Cielos».

Yo creo que aquellos escritores que de una manera muy especial se dedican a crear ficciones para entretener a los niños, tienen asegurada su entrada al reino de los cielos.

¡Enhorabuena, Miguel Phipps!…

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