Miguel Vargas y el proyecto de nación

Miguel Vargas y el proyecto de nación

RAIMUNDO TIRADO
Cada día nos vamos identificando con el discurso del Ing. Miguel Vargas Maldonado en su rol de candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano, y ahora más después de escuchar sus planteamientos relativos al Proyecto de Nación que promete poner en práctica a partir del 16 de agosto del año venidero, como Presidente de la República, de ganar las próximas elecciones nacionales.

Entiende el Ing. Vargas Maldonado que ha concebido el Proyecto de Nación con el propósito de concertar y gobernar con el consenso de los diferentes sectores nacionales, para lo cual ha iniciado la firma de Acuerdos Compromisos y Pactos con los movimientos organizados de la sociedad civil en todos sus niveles.

Ha reiterado Miguel Vargas que ya debe quedar atrás el estilo de gobernar el país al margen de la sociedad, que es la que elige a sus gobernantes para que la represente y administre los recursos públicos puestos en sus manos, con capacidad, probidad y eficiencia, para beneficio de todos, y no de personas o grupos en particular.

Manifiesta también el candidato presidencial perredeísta que en su gobierno no tendrán cabida los proyectos particulares que sirvan únicamente para fomentar beneficios personales al margen del interés general de la nación y que, en todo caso, cada proyecto deberá ser consensuado con los sectores afectados directamente, pero nunca lesionando el interés de las mayorías.

En otras palabras, el Ing. Vargas Maldonado va asumiendo la plataforma programática del Partido Revolucionario Dominicano sustentada en la tesis del Gobierno Compartido concebida por su líder máximo José Francisco Peña Gómez, la cual se basa en la participación y el consenso de los diferentes sectores organizados de la sociedad civil en las decisiones y ejecutorias de gobierno, tanto en el ámbito nacional, como en el municipal.

Y ese mismo discurso, y la misma ruta, fue seguida por la doctora Milagros Ortiz Bosch en su pre-campaña electoral cuando aspiró a la candidatura presidencial de su partido, cuando asumió compromisos y firmó pactos con diferentes sectores organizados del país, por lo que ahora se unen ella y Miguel identificados programáticamente para democratizar las decisiones del futuro gobierno perredeísta, de suerte que la sociedad juegue un papel protagónico en la ruta crítica de desarrollo del país.

Todo lo anterior contrasta con el carácter autocrático con que las actuales autoridades peledeístas han manejado las decisiones de Estado, sin tomar en cuenta al país que los eligió, como es el caso de la construcción del Metro de Santo Domingo, la obra de mayor envergadura que se edifica en el país, la que, por su cuantía, merecía ser sometida al consenso de la sociedad, pero no se hizo.

Tampoco los peledeístas tomaron en cuenta a nadie para contratar de manera clandestina el préstamo de 130 millones de dólares, manejado por la Sun Land, ni se dignaron pedir la autorización correspondiente del Congreso Nacional para su concertación, como manda la Constitución de la República, de cuyo préstamo existen partidas que los funcionarios peledeístas no han podido demostrar en qué fueron invertidas.

Y ese es el estilo con que pretenden seguir gobernando el Presidente reelecionista y sus comilitones, en pleno Siglo XXI, creyendo que todavía los perros se amarran con longanizas, o que este país está constituido por un grupo de borregos.

De ahí que nosotros saludamos calurosamente la propuesta del Proyecto de Nación del Ing. Miguel Vargas Maldonado, que se identifica con la transparencia, con la concertación y con el respeto que nos deben merecer los ciudadanos que ponen en manos de las autoridades que eligen, sus más caros intereses.

En otras palabras, para que se democraticen las decisiones públicas, y dejen de convertirse en un coto cerrado, y en las famosas decisiones de aposento, que tanto daño le han producido al país a través de su historia. Por eso el grito que se escucha en los cuatro puntos cardinales del país, y que se manifiesta con vehemencia, es que los morados «de que se  van, se van».

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