Mil millones en soberanos

Mil millones en soberanos

El anuncio de que nuestro gobierno irá al mercado a emitir mil millones de dólares en bonos soberanos, algo trascendental, desde el punto de vista económico como político, apenas ha provocado comentarios.

Quien más debería de criticar ese gran endeudamiento, que se anuncia sin siquiera enumerar en qué se gastará, es el PRD, pero hace mutis pues emitió soberanos hace ocho años.  Si alguien quiere buscar un listado de excelentes argumentos en contra de su emisión debe releer nuestra prensa del 2001-2002, donde líderes del PLD explicaron porqué esa operación no convenía.

Dos han sido los argumentos del gobierno para justificar la operación: primero, que debido a la situación internacional los ingresos fiscales han estado por debajo de lo presupuestado.  Según la estadística oficial más reciente, al mes de abril los ingresos acumulados estuvieron un 6% por debajo de lo presupuestado.  Sin embargo, Juan Hernández declaró que espera que su departamento, el más recaudador, logre su estimado presupuestal dentro de cuatro meses.  Consecuentemente, éste es un pobre argumento.  Segundo, el monto del préstamo bajo Petrocaribe será menor, ya que está ligado al precio del petróleo y éste ha bajado. Este argumento es también pobre ya que, coincidiendo con la reducción del financiamiento y por la misma causa, se reduce el gasto por concepto de subsidios a la CDEEE.

Tampoco se justifican los soberanos como mecanismo para fortalecer la balanza de pagos ya que en lo que va de año nuestro sistema monetario apenas ha perdido un 2% de sus reservas.  Más bien la indigestión de mil millones de dólares podría revaluar el peso, perjudicando nuestras exportaciones.

Lo que sí es cierto es que los préstamos incluidos en el presupuesto y enumerados por el Presidente Fernández en su discurso del 27 de febrero, no se han logrado.  Brasil ya puso tope al financiamiento al país lo que ha eliminado los recursos para la autopista del Coral.  Tampoco se han dado los proyectos del metro y el tren ni los US$413 millones del Banco Mundial y los US$350 millones del BID para apoyo presupuestario.  Los 205 millones de euros de España bajo el FAD tampoco han aparecido.

Es para compensar esos cuatro préstamos no logrados que se ha optado por la emisión de soberanos. También es verdad que la deuda flotante ha aumentado extraordinariamente, no sólo con contratistas y suplidores, sino que la acumulada con los generadores de electricidad suma US$430 millones y que, ante la situación internacional, lo correcto para países como el nuestro es endeudarse. Precisamente para facilitar eso fue que el G-20 aumentó los recursos del Banco Mundial, el BID y FMI.

Desde el punto de vista financiero no conviene endeudarnos con bonos soberanos, que probablemente costarían un 9%, cuando hay fuentes de financiamiento más económicas de organismos internacionales, como las enumeradas por el Presidente en su discurso. También son más baratas porque su uso está condicionado a licitaciones públicas, lo que no se da en el caso de los bonos.

La única justificación financiera para bonos soberanos es utilizarlos para pagar deuda externa ya contratada y que devenga mayores tasas de interés. Parte de la deuda a los generadores eléctricos, por ejemplo, devenga un 12% por lo que saldarla con los soberanos tiene sentido.

Si los bonos no se justifican desde el punto de vista financiero, existiendo otras alternativas más baratas, ¿por qué los prefiere el gobierno? Porque no ha querido aceptar, por razones políticas, las condicionalidades de los organismos internacionales en los préstamos que fueron colocados en el presupuesto y puede hacer lo que quiera con los 36 mil millardos de pesos del soberano.

Dos meses antes de las elecciones congresuales del 2002 se habían desembolsado US$286 millones en bonos soberanos para construir 1,056 obras.  En esas elecciones el PRD, con un 42% del voto popular, logró 5 senadores más y el PLD perdió 4.  Ahora el PLD busca copiar al PRD con los soberanos.  Pero la encuesta Gallup-Hoy muestra que un 48% de la población cree que ahora hay más corrupción que cuando Mejía y un 59% de los peledeístas consideran que la corrupción va en aumento.

La estrategia electoral del 2010 no sólo debe buscar empleos, sino también combatir la corrupción.

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