Milagros Ureña: “Las mujeres somos más proactivas”

Milagros Ureña: “Las mujeres somos más proactivas”

Su larga hoja de vida, adornada con importantes logros como mujer profesional, no le ha quitado a Milagros Ureña la satisfacción por las cosas sencillas, aquellas que no se cuelgan como título en la pared pero llenan el alma del ser humano. Por eso para la directora ejecutiva del Centro de Diagnóstico y Medicina Avanzada CEDIMAT, “ver una cara feliz, satisfecha, debe ser la mayor recompensa que puede recibir un ser humano”.

Así se expresa al evaluar el trabajo realizado en CEDIMAT, institución a la que llegó como consultora empresarial antes de que iniciara sus operaciones en el 1998, pasando al año siguiente a ser asesora del patronato y la dirección general, y luego a la posición de directora ejecutiva en el año 2001 hasta hoy.

 Previo a esto, sus capacidades la llevaron a desempeñarse en diversas posiciones tanto en instituciones públicas como privadas. Fue gerente de distintos departamentos de la Universidad Apec, donde también ejerció como docente; asesora en dependencias del Estado y luego pasó a dedicarse a la consultoría empresarial, pasando por diferentes empresas como Shell, Banco Popular,  Codetel, entre otras.

  Rompiendo paradigmas.  Si bien este pequeño recuento de experiencia laboral suena exitoso, el recorrido empezó desde una labor muy tradicional.

“Antes la posición ejecutiva era muy difícil que una mujer la alcanzara, pues estas no pasaban de ser una secretaria. Desde que uno terminaba el bachillerato, inmediatamente iba a estudiar secretariado. Siempre decían ‘detrás de un gran hombre siempre hay una mujer’ y eso viene precisamente porque las mujeres estudiaban carreras para servirles a los hombres. Era como el hogar llevarlo a la empresa. Pues yo empecé como secretaria, esa fue mi primera experiencia importante de trabajo”, recuerda Ureña. Después pasó a dirigir el departamento de registro en dicha universidad

   Esto ocurría mientras estudiaba su primera carrera universitaria, licenciatura en Bioquímica, de la que se graduó magna cum laude en la Universidad Pedro Henríquez Ureña. Y de allí siguió en un proceso formativo que, según dice, no termina nunca, y le permitió escalar a otras posiciones.

“Conjuntamente con los trabajos que tenía tuve que desarrollar una preparación bastante amplia. Por eso estaba continuamente que terminaba una carrera, empezaba otra, terminaba una maestría, empezaba un diplomado… ya cuando aparece esa vacante en Cedimat yo tenía ya dos licenciaturas, tenía una maestría, varios diplomados en Planificación Estratégica, en Finanzas, en Control de Gestión, en Recursos Humanos…”, señala.

  Pero a la hora de romper paradigmas y competir por el puesto ejecutivo, no sólo debió competir con la formación académica de los elegibles, sino con el hecho de ser mujer.

“Cuando estaba aquí en Cedimat como asesora del patronato, todos los directores eran hombres y  eran mayores que yo.  A la hora de evaluar el currículum, además de evaluar la preparación de cada uno de los directores, que eran los prospectos para ocupar la posición, también se tomaron en cuenta los aportes que cada uno había hecho a la institución. Pues ahí yo estaba por encima de ellos porque había presentado mucho más iniciativa, había desarrollado mucho más proyectos… Es decir, yo tenía un conocimiento completo de lo que era la institución, mientras que en el caso de los demás cada uno se quedaba en su área. Y creo que esa es una de las ventajas que tenemos las mujeres. Somos más proactivas. Muchas veces los hombres limitan mucho su quehacer mientras las mujeres intercedemos en todo”, afirma.

  Cosechando sueños.  En estos años en la dirección de Cedimat, Milagros Ureña ha visto a esta institución pasar a ser de un proyecto a un  punto de referencia como centro de salud.

“El mayor reto fue construir la institución porque prácticamente no existía. Cuando tuve la oportunidad de empezar como directora general de Cedimat, ni siquiera estaba proyectada que fuera la institución que es hoy.  Muchas veces es fácil cuando te dan una institución ya construida y equipada para que la administres. Aquí el reto ha sido construirla y administrarla al mismo tiempo, y eso es mucho más satisfactorio porque  uno ha podido aportar ideas,  sueños y  proyectos”, comenta.

      En otros roles.   Además de una profesional exitosa, Milagros Ureña también ha sabido esforzarse para ejercer sus roles de esposa y madre,  viendo con orgullo el resultado.  Aunque para muchas mujeres las cargas de trabajo y hogar no se pueden levantar concomitantemente, Ureña asegura que todo depende de optimizar el tiempo, trazarse metas claras e, incluso, involucrar a la familia en el trabajo.

“Lo importante no es qué cantidad de tiempo tú le das a tu trabajo o tu hogar, sino la calidad. En el trabajo planificas día a día tu agenda,  pues lo mismo haces en el hogar, donde tienes tiempo para ti, para los hijos, para reforzar valores, colaborar con las tareas… también hay que involucrar a la familia en la parte profesional, inculcarle a los hijos lo importante que es el trabajo; y saber que es difícil ser una buena profesional si no hay un proceso de actualización académica”, asegura.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas