Milagros y el destino de los vicepresidentes

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POR RAMÓN ARTURO GUERRERO
“El vicepresidente no llega a la presidencia en República Dominicana a menos que tumbe al Presidente, que éste se muera o que renuncie”. Miguel Febles, revista Ahora, número 1,324, 22 de septiembre de 2003.

La doctora Milagros Ortiz Bosch libra en estos días una dura batalla cuesta arriba por lograr la candidatura presidencial de su Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Se reconoce ampliamente que a  la doctora  Ortiz Bosch le sobran talento, cualidades y trayectoria para ser Presidenta.

Sin embargo, muchos en el ámbito político nacional dudan que doña Milagros pueda obtener la candidatura. Se basan sobre todo en que su rival, Miguel Vargas Maldonado, dispone de lo que se da dado en llamar “todo el dinero del mundo”, además de contar con  el apoyo del importante líder del PRD, Hipólito Mejía Domínguez. De hecho, varias  encuestas recientes sitúan a la doctora Ortiz Bosch a la zaga de Maldonado.

Todos estos factores son ponderables. Sin embargo, al parecer nadie recurre a la historia para explicar cómo llegó doña Milagros a situarse en tal desventaja cuando lo natural sería que  en ausencia de Mejía ella, incluso por su rango político y antigüedad en el servicio, debiera ser la lógica candidata del PRD en 2008.

El primer handicap que afecta a doña Milagros en su actual esfuerzo es, paradójicamente, de donde mismo emana su elevada categoría política: el haber sido Vicepresidenta de la República.

Como  muestra la historia, desde el 27 de febrero de 1962 hasta el presente  ningún Vicepresidente de la República Dominicana ha llegado a ser Presidente. Obviamente, con la excepción de Jacobo Majluta, quien lo logró gracias a una trágica vuelta del destino, y por solo 43 días, en 1978. También  habría que descartar a Joaquín Balaguer, elegido Presidente en 1966 y quien alcanzara la vicepresidencia por medios no democráticos en 1957.

Pero, se recalca, ningún Vicepresidente ha logrado ser elegido Presidente posteriormente. Y algunos lo han intentado. Veamos la trayectoria de todos ellos:

• Segundo Armando González Tamayo. Elegido con el presidente Juan Bosch en los comicios  del 20 de diciembre de 1962. Derrocado junto a Bosch el 25 de septiembre de 1963, abandonó la política y se dedicó a su profesión de médico, hasta el día de su muerte, acaecida el 10 de noviembre de 2004.

• Manuel Joaquín Castillo. Escogido Vicepresidente (3 septiembre 1965-1 julio 1966) en los acuerdos que pusieron fin a la guerra de abril de 1965, desempeñó posteriormente altos cargos públicos, entre ellos presidente de la Junta Central Electoral,  pero nunca mostró públicamente aspiraciones a la presidencia.

• Francisco Augusto Lora. Elegido  junto a Balaguer el 1 de junio de 1966, pronto rompió con su jefe en disputa por la candidatura presidencial de 1970. Para  tal fin fundó el Frente Reformista no Reeleccionista en Apoyo a Augusto Lora (Frenoreal) luego convertido en Movimiento de Integración Democrática Antireleccionista (MIDA), que en su momento supuso un serio desafío a las pretensiones de Balaguer. Hizo varios intentos, el último en 1978, hasta quedar en el olvido, reconciliarse con su antiguo rival en 1984 y ayudarlo a ganar las elecciones de 1986. Falleció el 18 de mayo de 1993.

• Carlos Rafael Goico Morales. Elegido en 1970 y reelecto en 1974. fue el vicepresidente perfecto para Balaguer, no le hacía sombra ni aspiraba a nada excepto, como expresó en varias oportunidades, retirarse a su “revolcadero de burros” (propiedad rural) en su natal provincia de El Seibo. Tras la derrota de 1978 se mantuvo en virtual retiro político, hasta su muerte el 11 de abril de 1992.

• Jacobo Majluta Azar. El vicepresidente más combativo. Elegido con Antonio Guzmán en 1978, nunca cedió en sus aspiraciones a la primera magistratura. Cuando no pudo lograr la candidatura del PRD tras ser el candidato derrotado por estrecho margen en 1986, fundó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el que realizó dos intentos sin éxito en busca de la presidencia;  en las elecciones de 1996 apoyó a su antiguo rival Peña Gómez, poco antes de morir el 2 de marzo de ese mismo año.

• Manuel Fernández Mármol. Vicepresidente  con Jorge Blanco en 1986, como resultado de una de esas extrañas tramoyas que se tejen en el PRD. Murió  mientras ejercía el cargo, el 20 de enero de 1983. Solo hay escuetas referencias suyas en los textos de historia, pese a que fue durante años un dirigente destacado del PRD. No manifestó aspiraciones presidenciales.

• Carlos Morales Troncoso. Elegido con Balaguer en 1986 y 1990. Mientras fue vicepresidente se limitó a ser un tecnócrata desempeñando altas funciones; no se quejaba de nada ni dio nunca a entender que siendo número dos aspirara a número uno. Esas condiciones lo han mantenido flotando hasta el día de hoy. Tras la desaparición de Balaguer se proclamó precandidato presidencial, sin éxito.

• Jacinto Peynado Garrigosa. El Vicepresidente rebelde. Elegido con Balaguer en 1994, nunca ocultó sus aspiraciones, lo cual quillaba al Presidente, quien lo asqueroseó en varias ocasiones. Muy popular en amplias capas de la población, fue un político activo casi hasta el último día de su vida, que fue el 8 de agosto de 2004.

• Jaime David Fernández Mirabal. Elegido con Leonel Fernández en 1996, nadie parece encontrar nada malo que decir de él. Sus aspiraciones presidenciales nunca disimuladas han sido bloqueadas una y otra vez por  el robusto liderazgo del presidente Fernández. Para las elecciones de 2000 fue pasado por alto a pesar de que, aunque fuera por escalafón y antigüedad en el servicio, mereciera la candidatura presidencial. En 2004 perdió limpiamente frente a Fernández Reyna. Ahora tiene por delante no solo a Leonel, sino también a Danilo Medina, a quien la mitología peledeísta atribuye ser el guía de la maquinaria del PLD.

La historia no favorece a la doctora Ortiz Bosch, como  tampoco su reciente trayectoria política, calificada de zizagueante por algunos observadores. Señalan que tras oponerse a la reelección de Mejía durante la precampaña de 2004, luego la apoyó fervientemente, para más adelante reconocer esta última actitud como un error de su parte.

Sin embargo, puede que lo que más minara la imagen de doña Milagros fuera el no diferenciarse oportunamente de muchas de las ejecutorias de la administración Mejía consideradas desastrosas en su momento por amplios sectores. Se resalta que la doctora Ortiz Bosch no ha articulado un discurso coherente durante estos años, una visión que la distinga del montón de políticos que simplemente medran a la sombra del Estado, pese a que nadie cuestiona sus condiciones éticas. Por eso han causado sorpresa sus recientes declaraciones alineándose a una supuesta izquierda latinoamericana donde, según ella, se encuentran Lula, Bachelet y Kirchner, pero en la que se cuida de no incluir a Evo, Fidel y Chávez. Demasiada cautela resta, no suma.

Si recupera impulso, este comienzo de siglo doña Milagros podría ser la excepción y alcanzar la Presidencia. Porque el siglo pasado sólo registra dos excepciones a esta regla de que los vicepresidentes no llegan a presidentes: Ramón Cáceres y Horacio Vásquez.  Y estos eran hombres de armas, otra época, otra gente, otro país.

r.guerrero@hoy.com.do

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