Mapou (Haití), 9 jun (EFE).- Cadáveres aún sin recuperar y miles de personas que esperan todavía la llegada de ayuda humanitaria, forman el paisaje dejado por las inundaciones que hace quince días arrasaron extensas zonas de Haití y República Dominicana.

El barrio Kafidele, en la comunidad de Mapou, en el sureste de Haití, es ahora un lago en cuyo fondo se encuentran las chozas y los cadáveres de los que no pudieron escapar al torrente de lodo que les cayó encima mientras dormían.

Una delegación de funcionarios puertorriqueños viajó a Mapou y el cercano Fond-Verettes, dos de los poblados más afectados, para evaluar la situación de sus habitantes tras las inundaciones de la madrugada del pasado 24 de mayo.

Los vecinos de estas dos localidades, a las que sólo se puede llegar con helicóptero ya que los caminos están todavía cortados, aseguran que no cuentan con medios para recuperar los cadáveres de los fallecidos, y que no tienen nada para comer y vestirse.

Miles de personas murieron y cientos permanecen desaparecidas por las inundaciones en Haití y la vecina República Dominicana.

En Kafidele, los que sobrevivieron residían en lugares más altos o lograron trepar los árboles cuando comenzó la riada, según dijeron a EFE.

El secretario de Estado de Puerto Rico, José Izquierdo, quien encabeza la delegación que visita las zonas de Haití más afectadas por las inundaciones, aseguró a la prensa que se buscará la manera de «ayudar a sacar el agua de la zona y acelerar el proceso de traer los cuatro vagones de agua (potable), ropa y comida».