Unos lloraban sobre las tumbas de sus seres queridos, otros pedían limosnas, muchos limpiaban, una gran multitud vendía flores, velas y velones, pero otros aprovecharon el Día de los Fieles Difuntos para denunciar el abandono de los cementerios.
Pero también las autoridades acudieron a los camposantos y montaron operativos para la entrega gratuita de velones, agua y flores a quienes acudieron a esos lugares a rendir culto a sus familiares idos de esta tierra, además para defender las acciones que han desarrollados en estos lugares.
En el cementerio de Cristo Rey, María Altagracia Jiménez derramaba su pena recostada sobre el panteón de su padre Ramón, sepultado hace siete años, porque éste fue un progenitor ejemplar hasta el día de su muerte.
Este lugar fue visitado ayer por cientos de personas de todas las edades, algunos con una flor en las manos, otros con un velón y no faltaron quienes llevaban agua bendita para rociar sobre la rumba de sus seres queridos.
En el Cementerio de la avenida Máximo Gómez, uno de los más emblemáticos de Santo Domingo, fue visitado ayer hasta por quienes no tienen siquiera con qué obtener una comida al día.
Tal fue el caso de Francisco López, quien prácticamente no cuenta con la pierna izquierda desde hace varios años, y aprovechó el momento para sentarse frente a una bóveda y, con un altavoces, pedir algo para medicamentos.
En el Cristo Salvador, con una extensión de un millón de metros cuadrados, la asistencia de vivos fue masiva, y algunos, como Rosa Pimentel, criticaron el mal estado de las calles, así como de algunas manzanas donde las brigadas de limpieza no han pasado.
Hay calles como la del Oeste de la Manzana 13-O que fue abandonada con materiales en el centro, lo que impide el transito vehicular, lo que ayer causó trastornos a quienes tienen sus difuntos en esa área.
Miguel Germosén, director de Servicios Públicos del ADN, rechazó que los cementerios estén abandonados, como denunciaron algunas personas que visitaron ayer esos lugares, si lo comparan con años anteriores, en que prácticamente era suicidio entrar a los camposantos.