BONAO. MONSEÑOR NOUEL.  Fue dueño de  su vida artística y seleccionó unos pocos elementos y colores a los cuales fue fiel, aunque se le acusase de monótono. Para su vida personal eligió, un silencio y una calma proverbiales.

Y como el poeta Rilke, si fue dueño de su vida, también lo fue de su muerte, por lo que  diseñó el  lugar donde descansaría para siempre:  una bóveda, la que preparó el mismo, y paradójicamente el sábado pasado había ordenado limpiar. Era Cándido Bidó.  

Fue a ese artista metódico y silencioso que personalidades de distintos lugares y estratos sociales del país dieron el último adiós al laureado pintor Cándido Bidó, en el cementerio Caracol, de esta ciudad.

El artista de la plástica  falleció la noche del lunes en el Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT), de Santo Domingo, de un problema cardiovascular, a la edad de 74 años.

Los oficios religiosos se efectuaron en la iglesia San Antonio, a donde se congregaron cientos de personas El cortejo fúnebre partió desde la Plaza de la Cultura, considerada su segunda casa, en la calle San Antonio, y recorrió varias calles hasta llegar al cementerio Caracol, en la calle Duarte, donde el doctor Pedro Romero Confesor leyó el panegírico.

Los restos de Bidó llegaron a esta ciudad a  las once de la mañana, siendo velados en uno de los salones de la Plaza de la Cultura.  El cantante Héctor Acosta estaba en EU y vino a despedir al maestro.  Una multitud se concentró en la avenida Libertad a expresar su dolor. Alumnos de la Plaza de la Cultura pintaban mientras era velado el artista  una carpa improvisada frente a los locales que alojan la entidad cultural, por donde desfilaron miles de personas.   

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Al cementerio

El desfile hacia el cementerio lo  encabezaron las principales autoridades de la provincia, así como artistas plásticos. Las notas del Himno Nacional fueron interpretadas por la banda del ayuntamiento local, en tanto que la canción “Paz en la Tormenta”, fue dedicada   por el Torito al maestro Bidó. Los restos  Bidó fueron llevados al cementerio en medio de un gran desfile. Algunos alumnos pintaban mientras Candidó Bidó era velado en una carpa improvisada.