Militante o funcionario

Militante o funcionario

El presente inicio de nuevo mandato del presidente Fernández, a pesar de la apariencia, tiene mayores complicaciones que el anterior, debido a la multiplicidad de temas en los órdenes económicos, políticos y de seguridad ciudadana a los que tiene que dar respuesta. Los efectos de las lluvias e inundaciones provocadas por las tormentas y huracanes que azotan esta región, opacan esta circunstancia.

La complejidad de este inicio de mandato radica fundamentalmente en el hecho de que los nombramientos y reconfirmaciones en los puestos en el tren administrativo del gobierno, se toman en función de la decisión que debe tomar el Presiente de cara a su eventual repostulación mediata o inmediata, de las elecciones congresuales y municipales del 2010 y de la reingeniería de las alianzas electorales y afecta el normal desenvolvimiento de la vida del partido de gobierno.

El Presidente, no el partido, es el que compone el gobierno en el marco de lo que parece ser un pacto mediante el cual la jerarquía de los funcionarios se debe corresponder a la que éstos tengan en la estructura partidaria. Por eso, los miembros del Comité Político, salvo su secretario general, son secretarios de Estado nombrados de acuerdo a la exclusiva discrecionalidad del Presidente, cuya consecuencia ha sido la subversión de la institucionalidad partidaria.

En tal sentido, esta principal instancia partidaria se convierte en un colectivo cuyos integrantes son los principales miembros del partido, pero que su vez, son los principales funcionarios del gobierno y por lo tanto, subordinados del Presidente. Los temas del gobierno se confunden con los del partido y las acciones de los miembros de éste se le quiere subordinar a los urgencias del gobierno, cosa ésta que no siempre tiene que ser así.

Por ejemplo, cuando el senador por la provincia de Peravia denuncia las acciones delictivas del narcotráfico en esa provincia, en la que involucra funcionarios del gobierno y de otras dependencias del Estado, el ministro del Interior plantea que los temas que denuncia el senador deben ser tratados en el Comité Político.

El ejemplo sopra indicado constituye una expresión de una falsa conciencia entre los principales militantes/funcionarios y el solapamiento partido/gobierno.

 La práctica diaria es en la instancia del gobierno, se socializan en esa práctica y por eso, primero son funcionarios del gobierno al cual se deben porque de éste viven y secundariamente se piensan militante del partido. Ese problema no resuelto determina una incapacidad de ser crítico en partido de las malas opciones que pueda tomar su gobierno, por temor a perder el puesto o el favor de quien tiene el control de esa instancia del poder.

El jefe del gobierno, de hecho, se convierte en el dueño del partido y lo sustituye privándolo de institucionalidad. Cuando esto sucede, casi siempre, los partidos no pueden trascender la ausencia del jefe absoluto. Eso le sucedió al Partido Reformista y aunque no necesariamente exactamente igual, podría sucederle también al PLD, si no logra resolver la esquizofrenia en que discurre su práctica actual.

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