El 27 de febrero último, el presidente Danilo Medina dispuso el ascenso de 16 generales más del Ministerio de Defensa, contrariando la última Ley 139-03 que regula los estatutos de esa cartera y limita un general por cada mil soldados, y hay 50 mil soldados, y para cubrir la dotación, se requerirían 125 mil soldados para 125 generales activos hoy.

Es otra de las dicotomía que define nuestra sociedad de la cual Narciso Sánchez, el padre de Francisco del Rosario Sánchez, profetizó que algún día seríamos país, pero nación nunca, y algo de esa profecía se percibe en que ningún gobernante, ni aún el presidente Joaquín Balaguer, ha corregido esa anomalía, que es menester superar.

Desde hace tiempo postulo que lo que llamamos país, no requiere de 50 mil soldados, 24,500 Ejército, 11,500 la Armada y 12 mil la Fuerza Aérea, que consumen un presupuesto de RD$15,497.681.804 millones, cuando el de Agricultura es de RD$11,609.906.698 millones; Ministerio de la Mujer RD$497,332,222, Medio Ambiente RD$3,3,963.098.3l5 y Cultura RD$l,7l4.l26.685.

Es decir, que los guardias merecen en la concepción presidencial más recursos que los ministerios señalados, cuando la tropa, para lo que hace, bastaría con media docena de batallones (609 soldados por batallón) en lugares estratégicos como Dajabón, Elías Piña, Pedernales, Pedro Santana, Mao y en Cabo Engaño, 300 en la aviación, 500 marina, y las guarniciones comandadas por un coronel.

Total, con Haití nunca vamos a medir armas, primero porque el calamitoso vecino no tiene Fuerzas Armadas; segundo porque el imperio lo impediría y tercero, porque el rol de los militares debiera en anular la quinta columna que es más de un millón de haitianos ilegales residentes aquí, y en vez de hacerlo, su labor en la frontera para impedirlo es cuestionable.