Nueva York. Magic Johnson ya se dio cuenta. Carmelo Anthony, también. Los Knicks de Nueva York, el equipo que hasta hace poco transitaba sin rumbo, parece tener un plan.
La franquicia que se caracterizó casi exclusivamente como un origen del caos, ahora luce como una organización profesional de la NBA gracias al presidente Steve Mills y al gerente general Scott Perry – y el cambio no solo se refleja en la duela.
Al igual que el resto de la liga, estos dos hombres quieren ganar. Pero antes de conseguirlo, quieren que los Knicks desarrollen los rasgos de una franquicia modelo, y no un modelo disfuncional que se había convertido en su identidad.
«Sabía que teníamos que cambiar muchas cosas y estamos en ese proceso», dijo Mills. Hasta el momento, todo va bien. Los Knicks llegan con marca de 16-14 a su duelo del jueves contra Boston – nada mal para un equipo que cambió a su presidente en la víspera de la agencia libre y luego canjeó a su máximo anotador justo antes del inicio de los campos de entrenamiento.
«Mis respetos para mi buen amigo Steve Mills. Está realizando una excelente labor», escribió Johnson en Twitter después de que los Knicks derrotaron a los Lakers el 12 de diciembre. «Estos jóvenes Knicks tienen un futuro prometedor». Y, al parecer, muy distinto al de años pasados.
Mills y Perry quieren que los Knicks sean reconocidos como un equipo competitivo, que trabaja fuerte, que defiende fuerte. Insisten en que los jugadores se harán responsables por el equipo y que el equipo se hará responsable con los aficionados.
La única identidad que tenían los Knicks en años recientes era la de ser el hazmerreír. «Las personas dicen ’¿Primero pueden ganar y después crear una cultura?’ Bueno, ¿cuáles son los cimientos de los que dependes para ser sustentable?», dijo Perry.
«Lo que queremos es ser un equipo consistente, que sea bueno todos los años». Mills retomó la presidencia del equipo que asumió brevemente después del despido de Phil Jackson a finales de junio, y poco después contrató a Perry como su gerente general.
Se pusieron a trabajar en enmendar el roster y la reputación de los Knicks. Canjearon a Anthony pero recibieron elogios al mostrarle el respeto que no le dio Jackson durante el caótico último año que estuvieron juntos.
Sorprendieron a Anthony con un tributo en video antes de su primer juego de regreso en el Madison Square Garden el sábado pasado, y después los Knicks le mostraron a su ex estrella lo mucho que las cosas han cambiado, al vencer de manera aplastante a Oklahoma City.
«Me gusta el potencial que tienen», dijo Anthony. «En lo personal, lo mejor fue verlos que se están divirtiendo nuevamente, cuando antes no lo era. Se perdió la diversión en el último par de años». Mills tuvo asiento de primera fila al fungir como gerente general bajo el mando de Jackson.
Una nueva temporada de 50 derrotas terminó con los Knicks recibiendo una clara señal de lo molesta que estaba la genta cuando Kristaps Porzingis, la joven estrella que se preparaba para reemplazar a Anthony como el rostro de la franquicia, se ausentó de la junta de despedida al término de la temporada.
«Todos estaban frustrados. Uno de nuestros jugadores evidentemente estaba frustrado, lo mismo con nuestros aficionados, nosotros mismos, así que eso nos indicó que teníamos que hacer algo distinto», dijo Mills.
«Lo hablé con Phil y con nuestros entrenadores, con todo el staff, que desde mi punto de vista no éramos un equipo que representara algo en particular, y eso debía cambiar».