Milvio Pérez, el retratista del amor

Milvio Pérez, el retratista del amor

Así como fue el fotógrafo de las batallas, los asaltos y bombardeos, el Presidente constitucionalista y su gabinete, los mítines y arriesgados entierros, Milvio Pérez fue el retratista del amor, y sus cámaras pudieron capturar en las horas de tregua las felices uniones matrimoniales de muchos combatientes.

Para algunos es contradictorio encontrar en su histórica colección el recuerdo de las parejas confundidas en un beso, las novias con vaporosos trajes y velos blancos y el compañero engalanado con saco y corbata aunque los testigos exhiben sus pistolas relucientes. Otros felices contrayentes entrecruzan sus copas decoradas, llenas de vino de procedencia ignorada.

Milvio dice saber poco de la razón de esta euforia que también lo contagió: él contrajo matrimonio durante la Guerra Patria con Nurys Fernández, una intrépida guerrillera ya fallecida que se convirtió en su primera esposa. El padrino fue Héctor Aristy, ministro de la Presidencia del Gobierno en armas.

Ese día celebraban un encuentro que animaban Amado Camilo y Violeta Stephen y los novios dijeron: “¡Vamos a casarnos!”. Como el poeta del lente era el novio, la posteridad no recogió ese enlace. Pero sí hay entre su rico acervo muchas fotos de Nurys, reconocida por su arrojo.

Esas bodas, declara Milvio, “se produjeron cuando la gente esperaba las negociaciones. Se celebraban en las casas”. Se refiere a las que no eran de parejas tan conocidas como Onelio Espaillat y Guillermina Tejada, Fafa Taveras y Magaly Pineda, Rafael Solano y Picky Lora, José (Chino) Bujosa y Emna Méndez. Hay un matrimonio fotografiado por él cuya novia cobró notoriedad años después de la refriega. El novio figura elegantemente trajeado, ella lució un sencillo vestido estampado. En una de las fotos aparece, entre otros, José María Lora Fernández, Jefe de Estado Mayor del Ejército Constitucionalista.

De los demás no recuerda los nombres aunque sí los domicilios donde fue a dejar las poses detenidas en el tiempo. Sabe que la mayoría de la indumentaria de ellas eran de desposadas anteriores. Siempre los unían oficiales del estado civil. No recuerda bodas por la Iglesia.

Pero fue tan delirante el amor en esos días que Milvio fotografió otras parejas porque apreciaba en ellas pasión, ternura, “un gran enamoramiento” a pesar de que no paraban los disparos acechados estando en acuerdos para el cese del conflicto.
Por eso aparece un feliz Manuel Ramón Montes Arache, con su uniforme de Hombre Rana, arrebatado de felicidad, calmado, mirando embelesado a su primera esposa Norma Silverio. “Eso fue en la Padre Billini esquina Cambronal. Aproveché que ellos se encontraban juntos. Montes la adoraba”.

Relata que estuvo al lado de él en todo momento. “Caamaño encabezaba la contienda pero Montes Arache era el hombre de acción por ser ministro de las Fuerzas Armadas”.

Milvio fue también fotógrafo del pueblo en rebeldía. “Yo tenía las llaves de Foto París, que estaba en la Nouel esquina Santomé; de R. Esteva y del Instituto Cartográfico para sacar materiales”. Proporcionaba fotos, además, a los corresponsales de prensa extranjera. “Me llamaban de los comandos para las fotos de los carnés, y todo el que estaba en lucha, por eso hay muchos posando. Me pedían: ‘Milvio, tómame una foto para mi familia, para mi historia, para mis hijos, para mi mamá que vive fuera…”.

Considera a los centenares que fotografió en los comandos como “los verdaderos héroes; eran los que contenían la avanzada de los yanquis”. De estos tomó 2,260 fotos y de otras escenas de la Revolución 3,899, afirma. Contaba con tres cámaras: “una Pentax 35 milímetros; una Gyashica-C, dos por dos y una Mamilla 2 x 2”.

Fotos nítidas. Nació en Cutupú, La Vega, el 26 de mayo de 1937, hijo de María Clotilde Pérez Pérez y Bernardo Pérez García, luchador antitrujillista que aconsejó a Milvio escoger cualquier oficio pero que “lo hiciera bien” y a eso atribuye el hijo la nitidez y excelencia de sus fotos que se conservan impecables.

Gracias a un vaticinio que le hizo durante el período de destrujillización pudo, además de su temperamento revolucionario, tener la visión de atrapar esas imágenes.
“Tienes la oportunidad de escribir la historia gráfica de este país porque lo que va a pasar aquí solo Dios lo sabe”, sentenció el padre.

De esa etapa perdió la colección en los allanamientos que le hicieron durante los 12 Años de Balaguer, cuando fue perseguido. Pero conservó las del 14 de Junio, al que perteneció.

Se integró al movimiento del 24 de abril y recuerda que la primera foto que tomó fue a Silvano Lora portando una bandera nacional en El Conde esquina Espaillat.

Estuvo también en la batalla del hotel Matum y en 1966 cuando ametrallaron a los estudiantes frente al Palacio Nacional y lo hirieron en el muslo derecho. De esas acciones recogió múltiples escenas.

La colección de Milvio Pérez se encuentra en el Archivo General de la Nación.
En 1965 contaba 28 años de edad. El pasado miércoles celebró 79.
De sus fotos de bodas comentó: “Yo traté de retratar la Revolución en todos sus aspectos”.

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