Minicruceros por ríos legendarios

Minicruceros por ríos legendarios

El discurrir por la mayor parte de los ríos navegables suele ser tan suave que a nadie le da tiempo a marearse. El Nilo, Rin, Mosela, Amazonas, Volga o Tajo, son algunos de los ríos que permiten su navegación durante uno o varios días, en barcos perfectamente acondicionados. ¡No se quede con las ganas!

En Brasil, el Amazonas se adentra en lo más profundo de la selva. Procedente de Perú, esta impresionante lengua fluvial desemboca en el Atlántico y su recorrido nos permite vivir, en plena naturaleza, minicruceros de dos a cinco noches.

Las rutas parten de Manaus. Los barcos de estructura local disponen de todas las comodidades para disfrutar de la travesía que discurre por localidades poco visitadas, que sólo permiten su acceso a través de canoas o barcos que se adentran en el corazón de la selva.

Las visitas permiten realizar actividades como paseos por la selva; la pesca, debido a que el poco calado de los barcos permite acceder a áreas remotas en busca del «tucunaré», el pez de la Amazonía, uno de los más acrobáticos del mundo y el baño en el río.

Según la duración del viaje, también hay posibilidad de navegar por el Río Negro, que une su caudal al Amazonas lodoso, provocando una variedad de colores de las aguas, porque no se mezclan debido a la diferencia de densidades y de temperatura. En esa ruta se pueden visitar las Anivilhanas, el mayor archipiélago de agua dulce del mundo; el lago Acajatuba; el Parque Ecológico de Juanauari; Praia Grande o Novo Airao.

EL NILO Y LOS TEMPLOS

Mencionar el Nilo, el río de Egipto, significa evocar la película «Cleopatra» y ver como la belleza de Elizabeth Taylor navega por sus aguas.

Ir a Egipto y no llegar hasta Luxor, dejando atrás el Valle de los Reyes para embarcar, ascendiendo su curso hasta Asuán, no nos permitiría comprender la cultura faraónica y su grandeza.

Las puestas de sol son maravillosas, como también sus amaneceres. Es uno de los recorridos más habituales, pero no por ello deja de ser fascinante admirar el templo de Karnak o los de Edfu o Kom Ombo.

ALTO DUERO, PROTEGIDO POR LA UNESCO

En Portugal, la navegación por sus dos grandes ríos, el Tajo y el Duero, no es desconocida. El Duero recorre algo menos de 900 kilómetros hasta llegar a la ciudad de Oporto. En su largo recorrido se rodea de tierras fértiles en las que crecen las cepas que dan sabor a los mejores vinos de la Península Ibérica, los de la ribera del Duero.

El Alto Duero fue clasificado como Patrimonio de la Humanidad en 2001 en la categoría de paisaje cultural. La viña ocupa 40.000 hectáreas de la zona protegida.

El valle del Duero ha desarrollado una cultura de viñas desde la época de los romanos. Actualmente existen numerosas bodegas en los miles de kilómetros de terreno cultivable. Las más interesantes son las quintas portuguesas, que ya sumaban más de 200 en el siglo XVIII y que aún quedan 100 de ellas, algunas reconvertidas en centros de turismo.

La herencia medieval de la zona la transmiten los castillos enclavados en esta área que recuerdan la importancia estratégica que tuvo el río en épocas pasadas.

Según el crucero elegido, se pueden visitar, dentro de Portugal: Quinta Castelo de Paiva, Regua, Presa Carrapatelo, Moseteiro de Alpendurada, Lever, presa de Crestuma, Casi de Estalagen de Oporto Antiguo, Pinhao y Oporto. Se visitan bodegas en Vilanova de Gaia y algunos viñedos en la ribera del Duero.

EL VALLE DEL RIN

La compañía KD Fleet alemana ofrece barcos de los más variados para disfrutar de los paisajes que se vierten al borde de las orillas del Rin y del Mosela. Grandes y pequeños, nostálgicos o vanguardistas, distinguidos y acogedores, así reza en su publicidad, para viajeros con diferentes gustos y con ganas de embarcarse por un día, aunque otras compañías ofrecen un gran recorrido de varios días por las ciudades que asoman al río.

Un paseo nocturno en barco permite disfrutar de las ciudades de Colonia y Dusseldorf a la luz de la luna, al mismo tiempo que compartimos una deliciosa cena con baile. Desde esta última ciudad hasta Mainz, el río es navegable y sus posibilidades muy variadas.

El valle del Rin, recorriendo las ciudades de Rüdesheim y St. Goarshausen, ofrece unos paisajes llenos de color como el Peñón de Loreley, y de historia. Ya en el medio Rin se puede acceder a las poblaciones de Koblenz y Bingen, lugares con el catálogo de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

EL VOLGA Y EL DANUBIO

El Volga es el río más largo de Europa, que discurre por la Federación Rusa. Desde Moscú a San Petersburgo se puede recorrer la distancia atravesando los denominados canales de los zares y contemplar en su magnitud el impresionante lago Anega, el segundo más grande del mundo. El recorrido dura doce días hasta llegar a una de las ciudades más bellas de Europa recorrida por decenas de canales: San Petersburgo.

La primera parada recomendada después de Moscú es la ciudad de Ugilch a la que se llega navegando el río Moskva que va a dar al Volga. La ciudad se fundó en el siglo X y fue muy importante durante el mandato de Iván el Terrible.

Por Austria, el pequeño país centroeuropeo, el río Danubio transcurre majestuoso y navegando por sus aguas se puede admirar la belleza de los paisajes que bañan sus orillas, especialmente de abril a octubre. Las ciudades de Viena, Dürnsteis, Melk y Krems, son algunas que se pueden contemplar por una de sus rutas, la alternativa nos llevaría desde Viena hasta Bratislava, en Eslovaquia, y a Budapest, capital de Hungría.

EFE REPORTAJES

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