El Plan de Acción de Panamá se compromete a emprender acciones para alcanzar antes del 2025 una serie de metas en ciencia, tecnología e innovación para elevar los niveles de competitividad nacionales. La OEA y la CEPAL han señalado la urgencia del problema.

Nos sorprendemos cuando las universidades quedan mal rankeadas internacionalmente pero, en esencia, es lógico: no investigan y ese es un indicador crucial que ni el gobierno ni, mucho menos, el sector privado, han respaldado enérgicamente. La competitividad de un país no se alcanza solo por medio de tratados privilegiados y exenciones fiscales sino, fundamentalmente, fomentando la investigación y desarrollo. Así avanzan en el mundo desarrollado, donde convergen esfuerzos privados y públicos.

Ya he comentado que una investigación realizada por la Academia de Ciencias y la UNESCO en el DN y la provincia Santo Domingo mostró que solo el 8.8% de los estudiantes de bachillerato se interesaban en las ciencias y que solo 2.4% se inclinan por sus estudios pero ninguno en física y matemáticas. Indudablemente, el problema viene de la base, de la enseñanza de las ciencias desde la escuela primaria. Recientemente la Ministra de Educación advertía que nos estábamos quedando sin maestros para enseñar ciencias.

Sin embargo, la Academia de Ciencias, desde hace varios años, ha estado tratando de impulsar un programa con cooperación internacional denominado “La Ciencia en la Escuela”, sobre el cual también he escrito, que tiene una proyección regional promovido  por las diversas academias de ciencias de la región. El programa contempla un conjunto de acciones, aplicadas con éxito en varios países – lo hemos podido apreciar en México y otras naciones – orientado a incentivar el estudio de las ciencias y la motivación para que profesores opten por dedicarse a su enseñanza. Por esa vía se ha logrado entrenar a más de 200 maestros dominicanos con cursos, incluso en México, Chile, Costa Rica, Francia.

No obstante la coordinación entre ambas instituciones, no se logra que el Ministerio se involucre plenamente en el apoyo de un programa que reforzaría su gestión y contribuiría a reducir un déficit que se ha señalado como grave.

Contrario a algunas críticos, creo acertado que se dediquen una buena parte de los recursos, se dijo que el 35% a construcción de infraestructuras y nutrición. Hay que borrar la imagen de niños estudiando sentados en una piedra debajo de un árbol. Y hay que alimentar para que haya aprovechamiento. José Martí decía que “los niños son la esperanza del mundo” . Hay que atender esa “esperanza” con acciones efectivas. La “ciencia en tu Escuela”  es un instrumento, entre otros que se necesitan, una iniciativa que bien merece mayor respaldo. Se puede seguir formando expertos en turismo, leyes, mercadólogos, administradores, pero no tendrán trabajo si no contamos con físicos, matemáticos, biólogos, biotecnólogos. Nuestro futuro requiere tres acciones dirigidas a la formación de nuestros jóvenes: estudio de las ciencias, ciencias y más ciencias.