Ministro Pedro Vergés, permítame

Ministro Pedro Vergés, permítame

Ubi Rivas.

La Feria Internacional del Libro 2017 fue saboteada por la naturaleza con dos vaguadas que anegaron su entorno, pero no consiguieron amenguar las galas y el diseño del orden, aseo, silencio, libre de buhoneros, exposiciones, coloquios y conferencias que palpitaron en sus entrañas con el diseño triunfalista del ministro de Cultura, el escritor Pedro Vergés.
Permítame felicitarlo por todo lo alto, distinguido árbitro de la cultura criolla, de quien no disfruto la presea de conocerle, sino a través de su huella literaria y de bosquejos íntimos de nuestro mutuo amigo el humorista Mario Emilio Pérez.
Asiento con el ministro Vergés que una Feria del Libro no se sustrae a la simpleza de ofrecer y vender libros, sino que dispone de otros apelativos tributarios como las conferencias dictadas en su seno, conforme resultó el complemento exitoso de esta Feria Internacional del Libro 2017 dedicada al porta lira ido en ciernes René del Risco Bermúdez, aeda de la guerra de abril 1965 con aquella oda inmortal al general Bruce Palmer, comandante de las fuerzas invasoras norteamericanas en su segunda afrentosa intervención militar contra nuestro país, y Paraguay país invitado.
Aproveché una rendija de sol mañanero el Día Mundial de los Trabajadores par apersonarme a la Feria del Libro, impulsado no solo por el resorte atávico de procurar cultura, sino disfrutar y presenciar la primera Feria del Libro organizada, libre de la polución de buhoneros de comestibles, inclusive algodón de colores, aunque con la persistente dificultad de parqueos por lo que desistí en anteriores acudir, y por lo que he sugerido tantas veces, y reitero nueva vez al ministro Vergés, disponer construir un parqueo de cuatro niveles, y cambiar nombre de Feria del Libro por Fiesta Cultural.
Permítame felicitarle efusivamente, ministro Vergés.

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