“Miopía y anti-mercadeo en el peaje”

“Miopía y anti-mercadeo en el peaje”

“Ahora, y en honor de los Erátidas, la ciudad bulle en fiestas. Pero en un breve instante, desde puntos opuestos, soplan, a veces, vientos encontrados”… nos escribe Píndaro en sus ‘Odas triunfales’.

¿No les recuerda esto las recién pasadas fiestas de carnaval en casi todos los pueblos del país?… O, vámonos más atrás… ¿las grandes fiestas navideñas alimentadas por el Estado?

“Nos han subido la gasolina y ahora se inventan –con una mopía extraordinaria- más que doblar el pago de los peajes…. Se ve que ninguno de ellos, en placas oficiales, pagan esos peajes…” nos dice un acongojado –para no decir otra expresión fuera de tono- nuestro amigo Píndaro…

“No sé a quién se le ocurrió hacer más daño a la imagen del presidente… si a la cabeza de las obras públicas pagadas con nuestros impuestos y préstamos -que también habremos de pagar nosotros y no ellos-, o a algunos asesores políticos que en su vida han visto el mínimo concepto de cómo se gana una imagen pero, también, cómo se mata una imagen de un presidente…” sigue comentando Píndaro…

“Vamos a ver… -ahora nos dice con rabia contenida- ¿a quién se le ocurrió que multiplicar por dos los espacios en peajes, para captar dinero en cada regreso de viaje, sea igual a un aumento razonable?… ¿Cómo es posible que 2 x 6 sea igual a 3?… O, más sencillo… ¿De cuándo a dónde usted tiene el derecho a obligar a un ciudadano a sacar de su presupuesto diario, y de un cantazo, un pago desaforado y desforrado?”… explota un dolido Píndaro…

“Parece que desde un sector del gobierno no han tenido los pantalones y las pesadas faldas para decirle a nuestro presidente que esos ‘vientos encontrados’ no van a encontrar almas que le devolverán tempestades… Y, no tempestades inmediatas sino en el no muy lejano plazo… Parece, que esas personas nunca han ido a un oculista a que les aplique los instrumentos que les midan la presión en sus ojos, o les muestre cómo se puede observar sin tener necesidad de caer en la más absoluta y dañina miopía…”.

Ahora, Píndaro medita más profundamente sus palabras… Cabizbajo e iracundo sube su cara al cielo… mira fijamente al horizonte y lo vislumbra con toda la negritud que se pueda imaginar… Y, piensa para sí… “Todo lo bueno que se ha estado sembrando en el mandato de hacer lo que nunca se ha hecho, se irá por la borda por querer cubrir los desaciertos de aprobación cuestionables presupuestos en la construcción de vías en el pasado reciente, o por intentar en vano justificar gastos superfluos en que han incurrido e incurren todavía sectores enquistados en algunas estructuras de poder de nuestro país…”.

“Hay un sencillo principio de mercadeo –razona Píndaro- cuya eficiencia es producto de muchos aõs de experiencia de los más cotizados profesionales a nivel global… El respeto por su contenido no falla… y, cuando no se toma en cuenta, los resultados han indicado que se paga con creces… y con heces… Lo que se está implementando en estos momentos con los cargos adicionales en los peajes a la población es producto del más absoluto y doloroso principio de un anti-mercadeo… Se está ignorando por completo a la mayoría de la población, para beneficiar los intereses de unos pocos… Esa mayoría –que es la que si se aplican entonces los principios del Mercadeo- consume no solamente los productos masivos y especializados, sino que es la que va a las urnas y elije… elije… elije….¡No lo olviden!… Aprendamos a ser sabios…”.

“Sabio es el que conoce muchas cosas por un don de Natura; quienes saben tan sólo lo aprendido cual querellosos cuervos, graznan en vano con su parloteo”.”… sanciona Píndaro.

 

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