Mirada retrospectiva
a Eleomar Puente

Mirada retrospectiva <BR>a Eleomar Puente

La de Eleomar Puente es una poética radicalmente lúdica y especular.  La memoria, el aislamiento, la vigilia en una ciudad “sitiada desde adentro”, el desarraigo, el sueño de la fuga, el absurdo, lo fantástico, la sorpresa, la ironía demoledora y la precariedad absoluta de las definiciones que admiten lo real y lo no real, estallan como metáforas cristalinas y afiladas en “Time of Fear/Veinte Años” (1991-2011), extraordinaria exposición retrospectiva de este excepcional artista cubano residente en nuestro país, abierta desde la noche del pasado jueves  9 de junio en la sala del primer nivel del Museo de Arte Moderno.

En efecto, el riguroso cuerpo expositivo de “Time of Fear” (Tiempos de Miedo) está compuesto por una selección de 20 obras de asombrosa capacidad imagética, entre las cuales destacan pinturas de grandes formatos y sobrecogedor impacto expresivo que nos dejan ver los niveles distintivos de profundidad de contenido, depuración conceptual y esplendor metafórico que registra hasta ahora el universo visual de Eleomar Puente, sin dudas, uno de los máximos exponentes del arte caribeño de las últimas dos décadas.

La superrealidad y la ficción establecen su predominio en una gran parte de la obra pictórica y dibujística de Eleomar, sin embargo, en una serie de obras que se tornan fundamentales en su producción global, operan al mismo nivel la persistencia de su compromiso, la apertura dialógica y la misma potencialidad sugestiva que caracterizan su propuesta estética, confirmándose este señalamiento ante obras como las tituladas “Codicia”(1992), “Anexo a la Guerra”(1994), “Avalancha del nuevo fin”(2001), “Proyecto para un sueño ll”(2001), “Coldness”(2003), “Talk”(2005), “Sentimientos encontrados ll”(2006), “Paradoja de un destino”(2006), “El interprete”(2007), “Art of fly”(2009), “Freeze ll”(2010), “Big Jungle”(2010), “Pacman-Depredador natural”(2011), “El beso”(2011), Light my fire” (2011” y “Looking for light”(2011).

En su lúcido ensayo titulado “El melodrama cinético de Eleomar Puente”, el crítico Alfredo Triff nos advierte: “En “Paradoja de un destino distinguimos lo que parece ser una enorme guirnalda navideña, pero que es en realidad un oscuro ámbito alambrado, cerrado en sí mismo, poblado de pequeñísimas estructuras compuestas de escaleras circulares y fachadas huecas. Ciudad de orbita vacía, con su intangible sabor a metal. Estas imágenes aluden al enrarecido espacio político y social de la componenda latinoamericana: al típico exceso de nuestra hipertrofia civil, la anomia social del subdesarrollo, al trasiego de vidas en alta mar y a la retórica interminable del poder”.

Por su parte, la Dra. Ingrid M. Jiménez Martínez sostiene que el arte de Eleomar Puente “es una metáfora transparente de la ubicuidad del poder. De ahí que sus obras insinúen zonas de peligro, nido de fuerzas omnipresentes de las que hay que escapar…La gran ciudad representada en la pintura de Puente no parece ser destino alentador para los que creen ver en ella un símbolo de libertad y de la afluencia y menos aun para los acostumbrados a las relaciones comunitarias definidas por la amistad, la cordialidad y la hospitalidad”…

Sin embargo, si queremos intensificar el arduo proceso decodificador de los signos que arden en el extracto que constituye esta primera retrospectiva de Eleomar Puente en Santo Domingo, tendría sentido atender las íntimas claves del propio artista: “Los planteamientos presentes en esta colección siguen siendo las ansias de libertad, el abuso de poder y la agresión a conciencia. Rasgos negativos que reitero, como lo viene haciendo la humanidad desde sus inicios. El individuo como símbolo de masa que se convierte en categoría destructiva de su propia armonía, siendo eco así de la expansión de la guerra, el  miedo, la violencia y la autodestrucción. Al mismo tiempo se presentan obras donde se les salpica el amor a seres que comparten los mismos sueños y anhelos, convirtiéndose en categoría de logros y esperanzas”.

En las poderosas y enigmáticas imágenes que integran “Time of Fear”,  accedemos a una paroxística y deliciosa elaboración simbólica de la plasticidad mental, la ritualidad del espanto, las mitologías cotidianas de la violencia y las contradicciones identitarias en el Caribe contemporáneo. Asimismo, en estas obras confrontamos la práctica pictórica de Eleomar Puente materializándose sobre el rigor del oficio y sobre su personal transmutación de los más vitales substratos estilísticos de la pintura latinoamericana del siglo XX.

En síntesis

Eleomar Puente

Nació en Santiago de Cuba en 1968. Egresado de la Escuela Provincial de Artes Plásticas José Joaquín Tejada en su ciudad natal y de la Academia de Bellas Artes San Alejandro en La Habana, Cuba (1983-87).

Entre sus reconocimientos figuran: Premio de Adquisición XXl Bienal Nacional de Artes Visuales, Santo Domingo (1999), Mención de Honor Vl Bienal Internacional de Pintura de Cuenca, Ecuador (1999), Medalla de Oro ll Bienal de Pintura del Caribe y Centroamérica, Museo Santo Domingo (1994), Premio de la Crítica Salón Internacional del Dibujo de la Fundación Arawak en el Museo de Arte Moderno, Santo Domingo (1997), Premio de la Crítica 1ra. Bienal de Pintura del Caribe y Centroamérica, Santo Domingo (1992), Mención de Honor ll Salón Nacional de Premiados, La Habana, Cuba (1990).Desde 1993, Eleomar Puente reside en Santo Domingo, logrando notable proyección y éxito rotundo, a través de la Galería Lyle O. Reitzel, en importantes galerías, museos, centros culturales y ferias de arte contemporáneo del Caribe, América Latina y los Estados Unidos.

Su obra forma parte de prestigiosas colecciones públicas y privadas -nacionales e internacionales- como las del Museo de Arte Moderno de la República Dominicana; Museum of Latinoamerican Art-MoLAA-, Long Beach, California, EE. UU.; Museum of Art Fort, Lauderdale, Florida, EE. UU.; Fundación Ortiz-Gurdián, León, Nicaragua y Credicorp Bank, Panamá.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas