“Honrar, honra”. Es para mí un honor y satisfacción como ciudadano de la república, proponer ante el honorable Consejo de la Magistratura, que hará la evaluación y elección a los nuevos jueces que formarán la Suprema Corte de Justicia. Me refiero a la ilustre jueza Miriam Germán Brito, que ha exhibido una trayectoria prístina y posee condiciones especiales que la amerita ser elegida para ese alto tribunal.

Salida del corazón del Cibao, tierra donde nacieron las heroínas de Ojo de Agua, ingresa a la Universidad Católica Madre y Maestra, recibiéndose como Licenciada en Derecho (cum laude).

Ocho lustros casi han pasado desde que se inicia como fiscalizadora del juzgado de Paz en Santiago, luego jueza de Paz de Santiago, Salcedo y Moca. Jueza de Instrucción distrito judicial Espaillat, abogada ayudante del procurador fiscal del Distrito Nacional; jueza presidenta de la primera sala Corte de Apelación del Distrito Nacional y jueza presidenta de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del D. N.

El extenso y profundo conocimiento de Derecho que posee lo ha impartido en el augusto ejercicio de la docencia universitaria (UASD), por diez años ha impartido la cátedra de Derecho procesal penal y Derecho penal especial. Fue vicedecana de la Facultad de Ciencias Jurídicas en la Autónoma.

En sus estudios continuados ha participado en la Escuela de la Judicatura especialidad en Derecho judicial, Escuela Nacional de la Judicatura de Santo Domingo.

En su paso por los diferentes tribunales de la República, nadie, absolutamente nadie ha podido señalarle una mácula en su hoja límpida de trabajo, ni apreciar una nota discordante en las evacuaciones de sus sentencias o fallos. 

Y os haréis justicia, Miriam Germán Brito a la Suprema.