Miriam Germán y sus explicaciones innecesarias

Miriam Germán y sus explicaciones innecesarias

Millizen Uribe

Aunque estaba disfrutando de unas merecidas vacaciones, interrumpí mi jornada de descanso para aceptar una invitación que nos hiciera con mucha antelación la procuradora Miriam Germán. La ocasión lo ameritaba porque ella no es de esos servidores públicos a los que los periodistas tenemos acceso frecuente y esos días ella protagonizaba, tal vez más que nunca, la palestra pública.

No pude haber tomado mejor decisión. Doña Miriam trató genuinamente de que fuera un encuentro abierto y transparente, donde los directores de medios y los líderes de opinión allí presentes tuviéramos la confianza y la oportunidad de preguntar lo que quisiéramos, y de lo que quisiéramos.

¿Es off the record?- Preguntó una colega-, tal vez impresionada por el hecho de que una figura como Doña Miriam estuviera dispuesta a ser tan abierta en un momento tan complejo. ¡Ningún off the record!, respondió, siendo esta expresión el pistoletazo para un “conversa´o a calzón quita´o”.

Todo inició con el intento de lectura que hizo la Procuradora General de unas palabras que tenía por escrito. No prosperó del todo. La voz la traicionaba. Parecía que la indignación, la vulnerabilidad, la tristeza y la rabia de quien se siente vilipendiado se aglomeraban al mismo tiempo en su garganta y causaban un entaponamiento de emociones. En varias ocasiones se vio obligada a detenerse para respirar, ¿para controlar el llanto?

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Como pudo, explicó que ella no es perfecta y que nunca dijo que lo fuera, pero que nunca atentaría contra la libertad de prensa y que, de hecho, desde que era jueza, ha tenido muy buenas relaciones con los periodistas que cubrían esa fuente.

Por el contrario, dijo entender muy bien que como servidora pública debe estar dispuesta a rendir cuentas y a dar explicaciones, pero que en la misma medida espera que los periodistas entendamos la responsabilidad ética que tenemos en el manejo de las informaciones.

Por ejemplo, narró que en el pasado para ella fue muy duro ver en un periódico una foto del intento de suicidio de un hermano, resaltando en el título el parentesco con la jueza Miriam German y que en el presente suele ser también duro ver a personas en los medios emitiendo informaciones incorrectas, pese a que ella les manda un dossier con los datos correctos, que simplemente omiten.

Recordó que fue ella quien en el pasado sufrió persecución, hasta el punto que encontró en el despacho principal de la Procuraduría fotos suyas en una librería, evidenciando que fue víctima de espionaje.

Sobre los acuerdos entre el Ministerio Público y quienes colaboran en los casos de corrupción, uno de los temas que concentró mayor interés en la conversación, dijo que si alguien está persiguiendo un tiburón no se detiene por una ballenita. A seguidas, dio la palabra a la magistrada Mirna Ortiz, coordinadora de Litigación de la Procuraduría Especializada de la Persecución a la Corrupción Administrativa (Pepca), quien explicó que no es cierto que estos testigos se salgan con la suya debido a que tienen que admitir su culpabilidad, presentarse ante un juez, enfrentar alguna condena y devolver bienes y dinero.

Tras estas aclaraciones, Miriam Germán retomó la conversación, ahora más fortalecida, y en los minutos siguientes mostró facetas que no había dejado ver antes.

Negó ser jefa absoluta del Ministerio Público pues dijo no ser una dictadora que lo controla todo. Negó que sea odiosa, aburrida o poco accesible: “me juzgan mal por mis facciones duras”.

También se mostró como una gran madre, tanto así que aunque reiteró se va el 16 de agosto (pero no quiso referir cuál sería su respuesta si Abinader le pide quedarse) dijo que un puesto fuera del país ameritaría confirmar primero la asistencia médica y el trato a un hijo que tiene una condición especial, confesándonos a la vez la mortificación de qué pasará con su hijo cuando ella no esté, sentimiento que muchas madres entendemos.

Al final de la conversación, aunque como ciudadana creo en la rendición de cuentas, y como periodista confieso no me gustó el tono del famoso comunicado, honestamente sentí que muchas de estas explicaciones eran innecesarias, porque basta comparar este Ministerio Público con el anterior en su trato a la prensa y en los avances en los casos de corrupción que, si bien no son suficientes, es innegable que hay precedentes y novedades importantes.

Por eso, al terminar el encuentro, no pude evitar recordar aquella frase que dice: No vivas dando tantas explicaciones… Tus amigos no las necesitan y tus enemigos simplemente no las creerán.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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