Mis apuntes preliminares sobre la Operación Calamar

Mis apuntes preliminares sobre la Operación Calamar

Millizen Uribe

La impunidad ha sido una de las características transversales en la historia dominicana. Tanto así que pese a vivir una de las dictaduras más cruentas (la de Trujillo), en el país sigue pendiente el establecimiento de una Comisión de la Verdad.

Como consecuencia, la cultura del borrón y cuenta nueva entró en el tuétano de la dominicanidad.

No obstante, cada época tuvo sus héroes y heroínas: Trinitarios; Restauradores; Movimiento 1J4; Hermanas Mirabal; héroes y heroínas de Abril de 1965; Caamaño; y movimientos estudiantiles de la UASD, entre otros.

Y pese a que tras la represión contra jóvenes y estudiantes llevada a cabo durante los Gobiernos de Balaguer hubo décadas pérdidas a nivel de movilización social, a principios del 2000, calles, parques y plazas comenzaron a llenarse de jóvenes inquietos.

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Aquellos vientos trajeron estas tempestades que permitieron un renacer moral, social y ético de la sociedad dominicana y que se tradujo en altos niveles de intolerancia hacia la corrupción y la impunidad.

Para muestra, un botón. El 17 de enero de 2017 la ciudadanía, no un partido o un grupo en particular, comenzó a escribir las páginas de una nueva historia.

La Operación Calamar que puso en marcha el Ministerio Público responde a los reclamos ciudadanos de investigar denuncias e irregularidades en el manejo de la cosa pública, sin importar quienes son sus responsables.

Recordemos que en su informe “La Corrupción Sin Castigo”, Participación Ciudadana analizó 227 casos graves, 2000-2013, de los cuales sólo 6 tuvieron sentencias definitivas. Pero ahora estamos ante hechos sin precedentes en la historia moderna.

Quienes se beneficiaron de tal impunidad recurrirán a frases gastadas como persecución política e inclusive, por lo sucedido ayer en el Palacio de Justicia, se estaría apostando a la desestabilización social.

Quienes no tenemos colores ni corruptos favoritos debemos respaldar que se investigue sin prejuicios y que si se demuestra culpabilidad haya un real régimen de consecuencias, respetando siempre el debido proceso y la presunción de inocencia.

Ahora bien, lo que no se debe es creer que aquí hay personas que por su poder o fortuna no deben investigarse. La ley debe ser igual para todos y todas.

En este sentido, pues, honor a quien honor merece. Manifestar mi respeto a un Ministerio Público valiente que se ha atrevido a más y honor la ciudadanía que con sus pasos trazó el camino de la esperanza a un nuevo país, donde cada vez hay menos vacas sagradas.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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