Mis Buenos Días
Contestando a Bonaparte

<p><strong>Mis Buenos Días<br/></strong>Contestando a Bonaparte</p>

POR RAFAEL MOLINA MORILLO
El buen amigo y colega Bonaparte Gautreau Piñeyro me emplaza, en su artículo publicado ayer en este mismo periódico, a que deje claramente establecido cuál será el alcance de las reformas que serán propuestas para modificar  o crear las leyes que tienen que ver con la libertad de expresión del pensamiento y los derechos ciudadanos a la libre información.

Parece temer Bonaparte que, de tanto ponerle la mano a un asunto tan delicado como trascendental, podríamos caer en la trampa de establecer limitaciones y restricciones inaceptables a la frágil pero indispensable libertad de expresión. Yo comparto ese temor, y precisamente por eso estoy ahí, en la comisión designada por el presidente Fernández para hacer recomendaciones en torno a dicha legislación.

Estoy ahí, como presidente de la citada comisión que integran otros nueve reputados integrantes, para impedir que se nos escape la más ligera norma que roce, aún sea con el pétalo de una rosa, esa intocable joya que es la libertad de prensa en su más amplia acepción. Y con ese mismo espíritu están los demás miembros de la mentada comisión.

Es esta la segunda vez que el presidente Fernández me encomienda una tarea similar, pues en su primer mandato constitucional también elaboramos un proyecto de ley de expresión del pensamiento que luego fue sometido al Congreso por el presidente Hipólito Mejía, pero que nunca fue sancionado por las cámaras legislativas.

Pueden estar tranquilos Bonaparte y quienes pudieren estar inquietos por la creación de esta comisión, porque de ella no saldrán recomendaciones perniciosas para la libertad de expresión, en ninguna de sus manifestaciones. Les doy mi palabra.
(r.molina@verizon.net.do).

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