POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Hace cuatro días –el 18 de enero en curso- se cumplieron 140 años del nacimiento de Félix Rubén García Sarmiento.

¿Y quién era ese, para tener que recordarlo tantos años después?, se preguntarán algunos. Pues nada más y nada menos que “el varón que trajo al nacer el mandato divino de esparcir soberanas esencias líricas en el arco votivo de la Poesía hispanoamericana”, como lo describiría nuestro poeta Osvaldo Bazil.

Se refería –ya lo habrán adivinado- a Rubén Darío, nacido en el villorrio nicaragüense llamado antes Chocoyos y luego Metapa, el 18 de enero de 1867, y entre cuyos mejores y más consecuentes amigos se encontraron varios dominicanos, poetas como él, que forman parte de su tormentosa biografía.

El “Darío” le viene de su tatarabuelo, Darío Mallorca, apelativo que fue transmitido de generación en generación, según la costumbre del remoto lugar.

Aunque con cuatro días de retraso, rindamos hoy homenaje de recordación, admiración y respeto a este príncipe de las letras de toda Hispanoamérica, que, repito, encontró calor fraterno en selectos hijos de Quisqueya, como queda evidenciado en la obra “Rubén Darío y sus amigos dominicanos”, del acucioso investigador histórico don Emilio Rodríguez Demorizi.
¡Te recordamos como uno de los nuestros, poeta!
(r.molina@verizon.net.do)