Mis Buenos Días
Las cosas que no había

<p><strong>Mis Buenos Días<br/></strong>Las cosas que no había</p>

POR RAFAEL MOLINA MORILLA
Me preguntaban mis nietos, la noche del 31 de diciembre, cómo celebrábamos los muchachos de antes las fiestas de navidad y año nuevo, cómo era la vida en tiempos atrás. Me vinieron a la mente, como un flash, las grandes diferencias producidas en tan sólo cuatro o cinco décadas, talvez seis.

“Bueno –les dije, después de pensar un poco-, yo nací antes de la televisión, la penicilina, los alimentos congelados, los lentes de contacto y las máquinas xerox. No había nada parecido al radar, las tarjetas de crédito o los bolígrafos, por ejemplo. El hombre no había inventdo la lavadora de platos, ni el aire acondicionado, ni el micro-ondas, y ni soñar con poner un pie en la Luna”.

Casi no me podían creer y se morían de la risa cuando les confesé que en aquellos tiempos no sabíamos lo que era una frecuencia FM en la radio, ni se conocían los CD’s, ni el fax, ni siquiera las máquinas eléctricas de escribir…

Pero también les dije: “Ya con 25 años de edad, los jóvenes de aquella época les decíamos ‘señor’ o ‘señora’ a cualquier persona mayor. Respetábamos a los maestros de escuela y a los profesores en las universidades, aún después de habernos dejado de dar clases. Y lo más importante: fuimos enseñados a diferenciar entre lo bueno y lo malo, y a asumir responsabilidades por nuestros actos”.

Al llegar a este punto, las risas cesaron. “Lo que tenemos que lograr –concluí- es que la ciencia siga descubriendo cosas y realizando invenciones para nuestro confort y progreso, pero sin descuidar los valores éticos que solamente se adquieren y fortalecen en el hogar”.

(r.molina@verizon.net.do)

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