Mis buenos días
¿Limpiacristales o maleantes?

<p><strong>Mis buenos días<br/></strong>¿Limpiacristales o maleantes?</p>

RAFAEL MOLINA MORILLO
En las esquinas de mucho movimiento vehicular es corriente ver apostados fornidos muchachos, esponja o trapo en mano, prestos para aprovechar la luz roja en  agresivos intentos de limpiar los cristales de los automóviles.

Al principio eran niños, de esos llamados “niños de la calle”, que uno nunca sabía si en realidad ejercían ese peligroso oficio empujados por la necesidad y el hambre, o si eran instrumentos de adultos desaprensivos que los explotaban para su beneficio personal, burlándose al mismo tiempo de los conmovidos donantes. Pero el negocio parece que se ha ido ponienddo bueno, y hoy día vemos que el mismo es ejercido, no ya por niños (lo que de por sí es muy grave), sino por corpulentos manganzones que, si el conductor no le da su propina casi exigida, corre el peligro de que le causen daño a su vehículo.

Este fenómeno social que podríamos llamar “de los limpiacristales” no es exclusivo de mi capital, donde me muevo habitualmente, y en algunas otras ciudades dominicanas, sino también en grandes urbes internacionales.

No pretendo pedir aquí que se resuelva el problema a nivel mundial, claro está, pero sí creo factible que localmente se le ponga atención a esta situación que contribuye a hacer cada vez más inseguros nuestras calles y sitios públicos. Las esquinas aquí han sido dejadas en manos de toda clase de vendedores ambulantes y de “limpiacristales”, que en uno y otro caso no se sabe qué son en realidad.

Lo que sí es cierto es que estorban el tránsito y

amedrentan a la ciudadanía con su actitud belicosa.

¿Dónde se ha metido el Chapulín Colorado, que no viene a salvarnos?(r.molina@verizon.net.do)

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