RAFAEL MOLINA MORILLO
No es la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) la única en preocuparse por la libertad de expresión. Otras instituciones, en diferentes partes del mundo y con objetivos diferentes, también luchan a brazo partido por el imperio de ese derecho humano.
Los presidentes de esas organizaciones se reúnen periódicamente para coordinar sus respectivos objetivos y campos de acción, y para ello constituyen el llamado Comité Coordinador Global de Organizaciones de Libertad de Prensa.
Como presidente de la SIP, estoy en Río de Janeiro, Brasil, reunido con los presidentes y demás autoridades de la Asociación Internacional de Radiodifusión, la Asociación Mundial de Periódicos, la Comisión Mundial de Libertad de Prensa, la Federación Internacional de Publicaciones de Prensa y el Instituto de Prensa Internacional. Al final emitiremos importantes resoluciones relacionadas con el tema.
El encuentro anterior tuvo lugar en Moscú, en junio pasado, y desde entonces han sido asesinados en América seis periodistas y otro está desaparecido, aparte de que en determinados países es altamente riesgoso el oficio periodístico. Cada zona del mundo expone, en estos encuentros, sus logros y sus retrocesos, pero el común denominador es la preocupación global por no haberse logrado todavía una prensa libre a nivel universal.
Sin una prensa libre –se ha dicho muchas veces- no puede haber democracia. Por ello, la libertad de prensa no es solamente un problema de los periodistas, sino de todos.