Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
La última noticia en cuanto a la osadía del Hombre para atreverse a desafiar las leyes de la Naturaleza, es que los científicos japoneses están listos para clonar células de un mamut prehistórico que vivió en la Siberia hace más de 18,000 años.
Viéndolo bien, éste hecho es más extraordinario que los viajes al espacio exterior, pues por mucho que nos adentremos en las profundidades del universo, siempre será poco en comparación con el resto del infinito. Pero eso de clonar seres que vivieron alguna vez sobre la faz de la Tierra y abrir así la posibilidad de reproducirlos otra vez, a mí me asusta. Como me asusta también el sólo pensar que un buen día, un sabio loco o una potencia desquiciada se propongan clonar seres humanos y fabricar hombres y mujeres a su antojo, medida y conveniencia.
El científico japonés que hizo el anuncio, Niochi Tsutsui, dijo claramente que ya no quedan dificultades técnicas para clonar a ese animal. Menos mal que también dijo que se sopesarán todos los pros y los contras antes de decidir la clonación del monstruo prehistórico, teniendo en cuenta las posibles consecuencias negativas que ello pueda acarrear para el mundo.
Pero… ¿es justo que la humanidad dependa de decisiones de dos o tres personas, por muy sabias que éstas sean? La única esperanza que nos queda es que los avances de la ciencia espacial sean tan rápidos como los de las clonaciones. Para que así, cuando los científicos empiecen a reproducir los mamuts por miles, podamos tomar un cohete que nos saque disparados de este planeta de atrevidos que juegan a ser Dios.
