Mis buenos días

Mis buenos días

RAFAEL MOLINA MORILLO
Ahora hacen falta…

Que si se levanta una muralla a lo largo de la frontera, para evitar que los haitianos pasen para este lado¼Que si se les prohíbe a los haitianitos asistir a las escuelas dominicanas¼ Que si no se permite que las mujeres haitianas den a luz en los hospitales nuestros¼ Que si se recogen todos y se mandan de regreso a su tierra¼ Que si se revive el espíritu de Trujillo y ¡pum!

Esas son sólo algunas de las “soluciones” que no pocos plantean frente al problema de la inmigración de indocumentados del país vecino. Pero hay otras todavía más drásticas, que no me atrevo a publicar, porque a lo mejor hay niños cerca.

Lo curioso es que esos mismos que proponen tan “patrióticas” medidas, se lamentan ahora porque, como consecuencia de los trágicos sucesos de Villa Trina, los haitianos que en esa zona suelen laborar en la recogida del café están abandonando el lugar y corriendo a refugiarse en las montañas, por miedo a ser agredidos por efecto de la xenofobia. Se dice que, como consecuencia de ello, está en peligro la cosecha de 2000 tareas de café, por falta de la mano de obra haitiana.

¡Ah!, entonces sí hacen falta los haitianos, verdad? ¡Para eso si son buenos, documentados o no! Malos para una cosa, pero buenos para otra.

La lección que entraña esta contradicción es que no sabemos lo que queremos. Y que no tenemos una política migratoria definida, por conveniencia de unos cuantos explotadores de la mano de obra barata.

Por lo tanto, lo primero que hay que hacer es sentarnos serenamente, con espíritu académico y científico, y apegados al Derecho, para establecer esa política y adecuar nuestras leyes a la realidad. Y finalmente, por Dios, cumplir las leyes al pie de la letra, pésele a quien le pese y sin doble moral.

(r.molina@verizon.net.do)

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