Mis buenos días

Mis buenos días

RAFAEL MOLINA MORILLO
Enemigo Público No. 1

Cuando inicié la publicación de esta columna hace algo más de ocho años, se me ocurrió identificar una serie de situaciones que afectaban negativamente a nuestra sociedad y que debían atraer la atención colectiva en busca de soluciones urgentes. Llamé a esas situaciones “Enemigos Públicos” y, para mi sorpresa, he podido comprobar que, a ocho años de distancia, éstos siguen siendo los mismos, sin que se haya solucionado ninguno de ellos en lo más mínimo.

Me propongo en estos días de finales de año y comienzo del otro, recordar la existencia de esos temibles Enemigos Públicos, con la esperanza, nuevamente, de que les demos el frente con seriedad y coraje. Como dije aquella vez, los amables lectores podrán estar de acuerdo o no con mi “selección”, pero les ruego ayudarme también con sus sugerencias.

Para ubicar al Enemigo Público No. 1 no tengo la menor vacilación: es la droga y el narcotráfico. La una, por los estragos que causa a quienes caen en sus redes, especialmente a la juventud. El otro, por lo inescrupulosos y desalmados que son los que se enriquecen a costa de la desgracia ajena en su grado superlativo.

A nivel público, son muchos y respetables los esfuerzos que se realizan para combatir el narcotráfico y la drogadicción, a través de dependencias oficiales bien entrenadas y de organizaciones privadas Lamentablemente, las estadística mundiales revelan que la guerra contra las drogas no se está ganando todavía.

En el ámbito privado, que es en el frente que más podemos batallar la mayoría de nosotros, la vida hogareña es el arma más efectiva. La educación doméstica, el buen ejemplo, la firmeza combinada con el amor, son los condimentos que no pueden faltar en la relación padres-hijos. Por ahí se comienza a preparar el temple que luego será necesario para hacer frente airosamente al Enemigo Público No. 1.

(r.molina@verizon.net.do)

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