Mis Buenos Días

Mis Buenos Días

RAFAEL MOLINA MORILLO
Decía el lingüista J. Agustín Concepción que el término “aguilucho” para identificar a los parciales del equipo de béisbol de las Aguilas Cibaeñas, es incorrecto, porque “aguilucho” es simplemente un pichón de águila. Proponía el ilustre vegano que se identifique a los fanáticos de las Aguilas como “aguilenses” o “aguilistas”.

Sea como sea, yo soy uno de ellos. Derrotado, apabullado, humillado, golpeado y ahora ridiculizado por todos mis amigos liceístas a quienes no me queda más remedio que aguantarles sus latas. Pero aún así, adolorido como estoy por los palos recibidos, debo reconocer el ingenio y el sentido del humor de los ahora campeones, puesto de manifiesto en un “documento” puesto a circular desde ayer, copia del cual me obsequió, como regalo envenenado, un burlón fanático azul.

El documento en cuestión reza de la siguiente manera:

“Planilla de Arrepentimiento:

“Yo, __________, totalmente humillado y arrepentido de haber militado como fanático del equipo Cibaeño, solicito en forma humilde me sea considerada la posibilidad de ingresar, en calidad de Pre-Fanático, de los inmortales e indestructibles Tigres del Licey, para lo cual me comprometo de por vida a seguir los siguientes mandamientos:

“1.- Admitir públicamente que estuve todo el tiempo equivocado.

“2.- Odiar al equipo de las Aguilas y al Escogido, a sus fanáticos y a todo lo que ellos representan.

“3.- Reconocer con vergüenza que los generosos Tigres del Licey le han regalado un par de campeonatos a las Aguilas para así acabar con la lloradera de los pobres Aguiluchos.

“4.- Cuando vaya al estadio, sentarme por los lados de la tercera base.

“5.- Comprar una hermosa gorra del Licey y dormir con ella puesta al menos una vez a la semana.

“6.- Denunciar ante las autoridades de la República a cualquier idiota que humille, gesticule, repudie u ofenda de palabra o acción a la gloriosa organización de los eternos Tigres del Licey o a sus miles de fanáticos alrededor del país.

“7.- Ser inflexible en la victoria y no aceptar jamás la derrota. Y si esta ocurre, mi deber será protestar gritando: ‘¡Licey, Campeón’, o simplemente ‘Les regalamos el juego’”

¡Felicidades, pues, a los liceístas, porque el que gana es el que goza!

(r.molina@verizon.net.do)

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