Mis buenos días

Mis buenos días

El presidente Chávez, de Venezuela, quien ganó la primera magistratura de su país con una mayoría abrumadora de votos a su favor, propició cambios fundamentales en la Constitución, algunos de ellos verdaderamente progresistas y revolucionarios. Algunas de esas conquistas deberían ser imitadas por otros países, entre ellos el nuestro.

Se instituyó, por ejemplo, el derecho del pueblo a revocar el mandato otorgado mediante las urnas a los funcionarios elegidos, incluyendo a los legisladores y al propio Presidente de la República, en caso de que se apartasen de sus deberes y obligaciones fundamentales.

O sea que un presidente o un diputado electos por cinco años que, a mitad de período, se exceda en sus poderes o no haga las cosas bien hechas, puede verse obligado a abandonar sus funciones antes de cumplir su tiempo para el cual fue elegido. El procedimiento constitucional para sacar a un presidente o a un legislador antes de su mandato se llama «referéndum revocatorio».

En Venezuela, la oposición ha dado todos los pasos legales en busca de que se celebre un referéndum revocatorio que recorte el período presidencial de Chávez, por considerar que ha cometido excesos contra los derechos humanos, especialmente contra la libertad de expresión. Chávez ha respondido anunciando que no acatará los resultados del referéndum, aunque lo diga el Consejo Nacional electoral. O sea que está dispuesto a desconocer la Constitución que él mismo impulsó, por la sencilla razón de que a él le da la gana. Todos los dictadores son iguales. De derecha, de izquierda, de arriba y de abajo, todos son iguales. Para ellos la ley es solamente aplicable a los demás.

Por distintas razones, Venezuela y República Dominicana están viviendo momentos muy difíciles. En uno y otro caso cuentan mucho las actitudes de sus dirigentes, pero más todavía la conducta, la sensatez y la inteligencia de sus pueblos.

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