Hoy 
POR MOLINA MORILLO
Enemigo Público No. 2
Si las drogas son el Enemigo Público número uno de la sociedad, el segundo lugar corresponde, sin la menor duda, a la ignorancia. La lógica nos dice que para combatir al enemigo número uno y a cualquier otro mal que nos amenace, lo primero que se necesita es saber cómo hacerlo. Si no sabemos cómo, estamos derrotados desde el primer round. Estamos muertos en la página dos, como decía un amigo mío.
Doña Ignorancia es muy poderosa y se manifiesta de diversas maneras. Está presente en la ausencia de aulas, en la escasez de pupitres, en la deficiencia de los maestros de escuela y de los profesores universitarios. Cuando se discute el presupuesto nacional y se recortan los fondos destinados al área de la Educación, podemos estar seguros de que por ahí anduvo la señora es, incapaz de comprender que si no nos preparamos para vivir en un mundo de competencia, nos quedaremos irremediablemente atrás.
Y no se trata, tan solo, de la enseñanza escolar y universitaria. Los tentáculos de este Enemigo Público número dos se ponen de manifiesto cuando falta conciencia ciudadana para afrontar con patriotismo y por encima de intereses particulares, los graves problemas nacionales. Cuando los políticos no saben diferenciar lo que es el Gobierno de lo que es el Estado. Cuando los funcionarios judiciales juegan con las leyes en vez de hacerlas cumplir. Cuando en una esquina se forma un tapón gigantesco sencillamente porque un chofer no quiso retroceder un metro. Cuandos nos empecinamos en negar que existe una epidemia mientras mucha gente muere por esa causa. Los ejemplos nunca terminarían.
Lo importante es pelear contre ese Enemigo Público. Los que creemos poder reconocerlo y no pactar con él, tenemos mayor responsabilidad. Empecemos, pues, por las escuelas. Gobierno y pueblo deben verlas como tempos sagrados, a los que hay que apoyar y ayudar en todo lo posible, como una manera de empezar a sacar a patadas a Doña Ignorancia de nuestros predios.
