Hoy 
POR RAFAEL MOLINA MORILLO
¿Quién los entiende?
¿Quién entiende a los políticos? Yo no.
Lo primero es que después de largas conversaciones negadas y vueltas a negar muchas veces-, los secretarios generales de los partidos de oposición (léase el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido Reformista Social Cristiano) se confundieron en un abrazo rompecostillas, anunciando al mundo un acuerdo electoral para derrotar al oficialista Partido de la Liberación Dominicana. Se trataba, pues, del matrimonio de dos partidos hasta entonces enemigos irreconciliables, el rojo y el blanco, que como el cielo y el infierno no podían estar juntos en ninguna circunstancia.
Lo segundo: el líder máximo del PLD que dá la casualidad de que al mismo tiempo es el Presidente de la República-, parece haberse dedicado a buscar desesperadamente el apoyo de los partidos de bolsillo, a la vez que, por otro lado, ha arremetido fieramente contra el «reformismo de la sombra», calificando con este mote al mismo partido que prácticamente lo llevó al poder en el 1996, pues todo el mundo sabe que sin el respaldo de Balaguer, los peledeístas no iban a ninguna parte en las elecciones de ese año.
Lo tercero es la gran contradicción en que vuelven a incurrir los principales dirigentes de la oposición. Por un lado, el secretario general del PRD se ufana de que el acuerdo con los reformistas es «irreversible», pero por el otro, simultáneamente, el presidente del PRSC afirma que todavía no se ha concretado nada, que sólo ha habido conversaciones, que dicho partido todavía no ha decidido si va solo o acompañado a los comicios de agosto próximo. ¿Quién miente y quién dice la verdad?
Lo cuarto, quinto, sexto y demás yerbas, es que ninguna de estas alianzas, pactos o compromisos se formulan pensando en el bien colectivo, sino que son una voraz búsqueda de la forma de ganar las elecciones para dar luego rienda suelta a los apetitos personales o de grupo de los políticos. Por lo menos, eso es lo que nos dice y demuestra la historia.
¿Entiende usted a los políticos? Yo no.
