Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Una pela
Si fuera un juego de pelota y la pizarra marcara 26 contra 2, estaríamos en presencia de lo que se llama una pela. Pero aquello no era un juego, sino algo verdaderamente grave. Se trataba de las vistas públicas que celebró ayer el Senado de la República para conocer los argumentos a favor y en contra de la isla artificial que unos cuantos quieren fabricar, contra viento y marea y para su propio beneficio, frente al litoral sur de la capital, para matar, de pasada, la vista y el encanto que tiene el malecón para disfrute de capitaleños y visitantes.
Aunque la convocatoria a vistas públicas fue muy tímida, cerca de treinta instituciones cívicas, ambientalistas, científicas y culturales agotaron turnos en la sede del Poder Legislativo. También acudieron allí, como es natural, los promotores de la isla artificial. Para hacer la historia corta, veintiseis exposiciones fueron de total rechazo al proyecto, por diversas razones, y solo dos fueron favorables: la del comité ejecutivo del Codia, y la de los propios promotores, por supuesto.
Ante tan abrumador resultado, me parece que los honorables senadores representantes de la voluntad popular- tienen poca cosa qué hacer. Sugiero, respetuosamente, que no le den más vueltas al asunto y lo declaren rechazado por un período de 99 años, por lo menos.
