Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Soluciones esperadas
Ayer, en este mismo espacio, me preguntaba si es que el Gobierno no tiene una lista de prioridades, como la tiene cualquier hijo de vecino. Porque la obstinada decisión de construir un metro y un tren ligero en un país con tantas necesidades por satisfacer, nos obliga a preguntarnos si no hay otras cosas que resolver antes que el proyecto en cuestión.
Recuerdo que cité tres ejemplos de perentoria urgencia: el problema energético, la ducación pública y el sistema de salud.
Hoy no me siento solo en mis inquietudes, por varias cartas electrónicas recibidas con mensajes de apoyo y muchas llamadas telefónicas, manifestaciones de simpatía que agradezco profundamente. Una de esas cartas, particularmente, me parece digna de reproducir parcialmente. La envía Pablo Valdez y dice, entre otras cosas:
«Tomando como punto de referencia su artículo del corriente, me gustaría que me expliquen cómo se conciben inversiones en islas flotantes y metros, cuando en nuestro país los damnificados generalmente cumplen lustros para la solución de sus problemas y cada día es mayor la incapacidad de éste y otros gobiernos para abocarse a un plan estratégico que solucione, ya sea a mediano o largo plazo, esa y otras incapacidades de las cuales usted constantemente señala algunas.
«La varita mágica que no tiene del presidente -agrega-, es necesaria para que en su accionar ilumine a las autoridades para que, si es cierto que ‘E’ palante que vamos’, analice el porqué las naciones se integran en busca de soluciones y que se aboquen a planes conjuntos de Estado, que nos permitan en el futuro decir que por lo menos un renglón de la vida nacional no está en crisis. Si logramos esto, entonces todos estaremos en capacidad de expresar con orgullo que ‘E´palante que vamos’.»
Quizás todavía estamos a tiempo.
