Mis buenos días

Mis buenos días

RAFAEL MOLINA MORILLO
En una clara alusión y respuesta a mi columna de ayer, en la que califiqué de grosera,  inmoral, desconsiderada, ofensiva y torpe la publicidad que se hace de un estimulante sexual en los uniformes del equipo Escogido, mi buen amigo Julito Hazim, presidente de dicho club, trata de demostrar que no hay tal cosa, y talvez piensa que me estoy pasando de melindroso, hipócrita y más papista que el Papa.

De paso, no niego que mi vanidad se abrió como la cola de un pavo real, cuando vi que mi denuncia sobre el tema y las consecuentes declaraciones del doctor Hazim fueron desplegadas como noticia principal del día de ayer en El Nacional. Se ve que mi queja surtió efecto.

Y sigo pensando igual. ¿Qué importa, para la salud moral del pueblo, cuántos millones de pesos han gastado los productores del estimulante sexual en el inicio de su promoción? ¿Tiene la familia dominicana que pagar con su pudor, por ese error ético que ellos han cometido?  

Para que se compruebe que no estoy solo en mi inconformidad con la publicidad de marras, invito a los propios directivos del Escogido a que hagan una encuesta seria en la población, para determinar cómo le ha caído a la gente la propaganda del estimulante sexual de marras. No tienen nada qué perder, comparativamente con lo que significaría una mala imagen hasta en su propia fanaticada a lo largo de todo el campeonato.

Repito que no soy un santo ni aspiro a serlo. Pero el béisbol, aunque un negocio para  algunos, es también un entretenimiento por excelencia de la familia, y por lo tanto hay ciertos valores que deben ser respetados. En cuanto a lo que dice el relacionista de la Liga Dominicana de Béisbol, de que ésta «sólo interviene si la publicidad afecta a las buenas costumbres», yo me pregunto: ¿Y esto, qué es? ¿El Padrenuestro?

(r.molina@verizon.net.do)

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