RAFAEL MOLINA MORILLO
Si tú crees que una sonrisa es más fuerte que un arma; si tú crees que lo que une a los hombres es más fuerte que lo que los separa; si tú crees en el poder de una mano extendida; si tú crees que ser diferente es una riqueza y no un peligro… entonces vendrá la paz.
Si tú sabes mirar al otro con un poquito de amor; si tú sabes preferir la esperanza a la sospecha; si tú estás persuadido que te corresponde tomar la iniciativa antes que al otro; si todavía la mirada de un niño llega a desarmar tu corazón… entonces vendrá la paz.
Si tú puedes alegrarte del gozo de tu vecino; si la injusticia que golpea a los otros te indigna tanto como la que tú sufres; si para ti el extranjero es un hermano; si tú sabes dar gratuitamente un poco de tu tiempo por amor… entonces vendrá la paz.
Si tú sabes aceptar que el otro te preste su ayuda; si tú compartes tu pan y sabes dar con él un pedazo de tu corazón; si tú crees que el perdón consigue más que la venganza; si tú sabes cantar la felicidad de otro y bailar su alegría… entonces vendrá la paz.
Si tú puedes escuchar al desdichado que te hace perder tu tiempo y entretenerlo con una sonrisa; si tú sabes aceptar la crítica y hacer que te sea provechosa sin rechazarla ni defenderte; si tú sabes acoger y aceptar un punto de vista diferente al tuyo; si tú rehusas darte golpes por tus culpas en el pecho de otros… entonces vendrá la paz.
Si para ti, el otro es ante todo un hermano; si para ti la cólera es una debilidad, no una manifestación de fuerza; si tú prefieres ser herido antes de hacer daño a alguien; si tú no te sientes tan importante que «después de ti el diluvio»… entonces vendrá la paz.
Si tú alcanzas y te colocas al lado del pobre y del oprimido sin creerte un héroe; si tú crees que el amor es la única fuerza de disuasión; si tú crees que la paz es posible…
Entonces vendrá la paz.
(Este es el mensaje proclamado por 4,000 «Niños Cantores» del mundo, reunidos en Bruselas en su Congreso Internacional de 1992).