Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
El secretario de Obras Públicas parecía estar acorralado entre la espada y la pared cuando reveló que para atender los reclamos que se le hacen desde 32 provincias para que les construyan carreteras, puentes y otras infraestructuras, él necesitaría 30,000 millones de pesos al año, de los cuales en la práctica él solo recibe entre cuatro y cinco mil millones.
Al mismo tiempo -¡misterios incomprensibles de la vida!- el llamado gabinete de infraestructura que encabeza el propio Presidente de la República, anunciaba una inversión de 12,000 millones para obras en las 24 provincias en que se han efectuado los novedosos Consejos de Desarrollo Provincial.
O sea que, por un lado, el ministro de Obras Públicas no tiene dinero para hacer su trabajo, pero la Presidencia lo tiene de sobra, pero para destinarlo a las provincias que ella quiere. ¿Con criterio político y clientelista, o con sentido nacional, para resolver los problemas donde realmente los hay?
