Mis buenos días

Mis buenos días

RAFAEL MOLINA MORILLO
La puntualidad
Al Padre Pascual le estaban haciendo su cena de despedida por 25 años de trabajo  pastoral ininterrumpido en una Parroquia.

Un político de la localidad y  miembro de la comunidad fue invitado para la presentación del regalo y que dijera un breve discurso. El político se tardó en llegar, por lo que el sacerdote  decidió dar unas palabras él mismo para llenar el tiempo.

«Mi primera  impresión de la Parroquia –dijo- la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que se había robado un televisor, que  les había robado dinero a sus papás, había robado también en la empresa donde  trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe.  También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas. Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a su propia  hermana.

«Me quedé asombrado, estupefacto, asustadísimo… –continuó-. Pero conforme fueron transcurriendo los días fui conociendo a más gente que no eran para nada semejantes a este hombre… Es más, viví la realidad de una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio».

Justamente en  este momento llegó el político, por lo que se le dio la palabra para la presentación del regalo de la comunidad. Por supuesto que pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:

«Nunca se me va a olvidar el  primer día que llegó el Padre a nuestra parroquia… De hecho, tuve el honor  de ser el primero que se confesó con él…».

Moraleja: «Nunca llegues  tarde».

r.molina@verizon.net.do

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