Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Los árboles del Mirador
Tanto se ha escrito y hablado en los últimos días sobre la poda o corte de los árboles del parque Mirador del Sur, que parecería que se trata de un asunto de Estado. Y no es para menos, pues se trataba de árboles muy viejos que no podrán reponerse sino con el paso de muchos años.
El Ayuntamiento alega, para justificar el corte, que el mismo se ejecutó con criterio científico, que había que hacer algo con esas raíces destructoras de aceras y tuberías, que esos árboles no ofrecían resistencia a los ciclones, que contribuían al enrarecimiento del medio ambiente¼ y quien sabe cuáles otras excusas difíciles de digerir. Otras autoridades han argüido motivaciones de seguridad, dizque porque cualquier delincuente se esconde fácilmente detrás de esos troncos tan robustos. Si es así, el problema no era del árbol, sino de los que no han podido erradicar de nuestra sociedad la delincuencia, que parece aventajar a los organismos responsables de mantener el orden público.
Lo cierto es que esos tranquilos especímenes del reino vegetal no molestaban a nadie. Por el contrario, podría afirmarse que cada uno de ellos tenía su padrino o madrina, alguien que lo consideraba suyo, casi miembro de su familia¼ y ahora lo ha perdido para siempre.
Ya no hay remedio, el daño está hecho. Quedan los tocones como testigos mudos de la negligencia o torpeza cometida. Y mucha gente triste, porque su compañero árbol familiar ya no está ahí.
Que no se repita.
