Mis buenos días

Mis buenos días

Desde que se descubrió que era de material plástico el pavo que el presidente Bush «compartió» con sus soldados en Irak, se ahondó más mi incredulidad ante las informaciones que nos llegan de aquel lejano país.[tend] De modo, pues, que la noticia del arresto de Saddam Hussein la he recibido con pinzas. Llama mi atención el hecho de que, según las imágenes de la TV y las agencias noticiosas, todo el mundo está feliz con la captura del tirano, y aparentemente con ese arresto se resolverán todos los problemas del mundo. Desde luego, nadie se acuerda de las armas químicas letales que fueron el principal pretexto de la invasión a Irak, y que nunca han aparecido, porque no existieron.

Pero no soy yo el único escéptico. Un lector de esta columna, cuyo nombre omito porque no estoy autorizado a revelarlo, formula las siguientes aspiraciones, que no se materializarán con la simple captura de Saddam:

«Que cesen las matanzas de soldados estadounidenses en Irak. Que la economía mundial tome un repunte a partir de mañana. Que acabe la guerra. Que acaben los atentados suicidas en todo el mundo. Que haya un desplome en los precios del petróleo. Que sea juzgado Saddam Hussein en un verdadero estado de derecho, como debe de ser, en un tribunal internacional y no en Irack donde tantas pruebas en su favor y a desfavor de Estados Unidos quedarán para siempre sepultadas. Que Estados Unidos desista de su actitud bélica e intervencionista.

«Y pasando a lo particular prosigue el amable lector , ¿podrá esta magnifica captura bajar en dólar en nuestro país?¿ Dejarán los comercios de seguir especulando y aumentando desmesuradamente los articulos de primera necesidad? ¿Anunciará mañana el Ing. Hipólito Mejía que renuncia a sus aspiraciones reeleccionistas? ¿Bajarán los intereses bancarios? ¿Bajará la gasolina? ¿Llegarán mas turistas? En fin, mis queridos amigos, ¿será este un mundo mejor a partir de la captura de Saddam Hussein?»

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