Mis buenos días

Mis buenos días

RAFAEL MOLINA MORILLO
No he sido el único, pero sí uno de los que por mucho tiempo hemos venido abogando por un cambio de criterio en lo tocante a la creciente población universitaria, especialmente en el caso de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Como universidad estatal que es, siempre se ha sostenido –erradamente, pienso yo- que la misma está en la obligación de acoger a todo aquel que vaya a inscribirse para hacer una carrera cualquiera. El argumento para sustentar ese criterio es que la universidad es del pueblo, y no se le puede negar la entrada a ningún hijo del pueblo.

Pero la capacidad física, presupuestaria y docente de la UASD tiene un límite, como todas las cosas. Hay un momento en que ya no cabe un alfiler más, ni hay dinero para pagar más profesores ni para construir más facilidades. Entonces la única solución es admitir únicamente a los mejores. No los mejores por posición económica, ni por apellidos, ni por enllavismos, sino los mejores en capacidad, en deseos de estudiar, en coeficientes de inteligencia.

Felicito al rector Roberto Reyna por lo que parece ser el inicio de una revisión de la política de admisiones en la universidad más vieja de América, teniendo en cuenta también lo que él llama “carreras saturadas”, con lo cual se ofrecería orientación al estudiante sobre cuáles profesiones tienen ya demasiada competencia y cuáles no.

¡Al fin asoma la racionalidad en nuestra querida UASD!

(r.molina@verizon.net.do)

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