Hoy 
POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Equivocado medio a medio
Parece que es verdad que las alturas marean. Hasta la gente de reconocida inteligencia se deja envolver por el embrujo del poder y cae en hipérboles y exageraciones que no resisten el más ligero análisis.
Me refiero esta vez al eficiente funcionario y buen amigo Temístocles Montás. Como se sabe, el Poder Ejecutivo ha sometido al Congreso Nacional su proyecto de Presupuesto y Ley de Gastos Públicos para el 2006, pero los legisladores no acaban de aprobarlo, con el alegato, entre otras razones, de que dicho proyecto contempla la realización de obras que no son prioritarias para la nación, como el Metro, por ejemplo.
Pues bien, me llama grandemente la atención lo que he leído, atribuido al Secretario Técnico de la Presidencia, Temístocles Montás, en el sentido de que los legisladores y la oposición no están para establecer cuáles son las prioridades del país, ya que esas son atribuciones exclusivas del Gobierno Central ( o sea, del Ejecutivo).
¡Ave María Purísima! ¿Y cómo puede decir eso un funcionario de esa categoría? ¿Cómo negarle al Congreso la facultad de deliberar qué viene primero y qué sigue después? Entonces ¿para qué enviar a las Cámaras Legislativas los proyectos de ley? ¿Para que los aprueben a ciegas, sin más ni más?
Recordemos, una vez más, que el Gobierno de la nación no es sólo el Poder Ejecutivo, sino que también son parte de aquel los poderes Legislativo y Judicial. Por lo menos, eso es lo que dice el pedazo de papel llamado Constitución de la República.
